jueves, 3 de junio de 2021

BOCA SUCIA

WARNING* Este será un post sucio, muy sucio, así que si son sensibles, o no les gusta la imagen no convencional de las mujeres, absténganse de seguir leyendo.


Los que siguen el blog desde sus comienzos, los que me siguen en redes sociales, saben que soy extremadamente mal hablada. Tengo la palabra verga en la punta de la lengua. Digo chucha madre, pasando una oración. No me jodas, es la mejor manera de expresar cuando no me gusta algo. Y el ¡ÁNDATE A LA CASA DE LA VERGA! Mi frase insignia cuando alguien está tratando de verme las huevas. No es algo de lo que me siento orgullosa. Tampoco creo que está bien. Pero tampoco creo que esté mal. Y les voy a decir por qué.

Durante generaciones, las mujeres, hemos vivido ligadas a un estándar que debemos cumplir: delicadas como una flor, hacendosas, virginales, damas ante la sociedad. Estándares impuestos por una sociedad machista durante siglos. Y en todo este tiempo, hemos tenido que soportar abusos, gracias a esta idea de que somos el sexo débil. No estoy diciendo nada que no sea de conocimiento público ¿verdad?

Entonces llegamos nosotras, las raras, las rebeldes, las ovejas negras. Que ya no quisimos vestirnos de rosado en nuestros quinces. Sino que nos pusimos jean y camiseta negra. Las que no quisimos casarnos, ni tener hijos. Las que no vibramos con las películas de Disney. Las que sólo queríamos enfocarnos en nuestras carreras y ser alguien importante. Como todos los modelos masculinos de poder que había cuando éramos pequeñas. Porque, no supimos de los modelos femeninos, sino hasta que estuvimos grandes.

Ahora que vivimos en una época en que todo el mundo es digital, la actitud que mostramos en redes sociales, muchas veces es un statement. Los hombres dirán, seguramente que estamos locas, que no es necesario, que sí tenemos igualdad. Ok, Raúl, te invito un día para mostrarte mis DMs en twitter y veas la cantidad de mensajes que tengo de hombres “queriendo conocerme”. Y estoy segura que muchas mujeres que me leen se sentirán identificadas, porque en redes sociales, y muchas veces en la vida profesional, debes mostrar una imagen de CERO debilidad, CERO vulnerabilidad. Si no lo haces, o no te toman en serio, o te pasan por encima (te ven las huevas). Y, muchas veces, las malas palabras, el lenguaje soez, o vulgar, como pensarían muchos, es la manera de demostrarles que nosotras también podemos relacionarnos en un “mundo de hombres”.

O ¿me van a negar que no les molesta que los hombres digan malas palabras? No pueden negar que el uso de lenguaje “inapropiado” es la regla entre hombres y hasta es considerado como bonding. “Ya maricón, ya eres uno de los nuestros”.

A eso, les digo, NO ME JODAN. Recuerdo siempre una imagen que vi en algún momento que decía que “una mujer nunca debe oler a cigarrillo, ni a alcohol. No debe decir malas palabras…” bla bla bla y más bla. Y yo les digo que una mujer puede hacer lo que le de la puta gana. Si lo puede hacer un hombre, pues yo también lo puedo hacer. Y no me salgan con que no puedo orinar parada, porque de hecho, ya hay aparatos que nos lo permiten (jaja).

Creen que el feminismo no es necesario, que ya tenemos igualdad. Mientras nos sigan imponiendo estereotipos; mientras nos sigan tildando de ninfómanas si hablamos de sexo; mientras nos sigan diciendo putas por llevar una vida sexual activa; mientras nos sigan juzgando por nuestras decisiones, buenas o malas; mientras nos sigan catalogando como wife or not wife material… el feminismo es y seguirá siendo necesario.

Muchos no entienden por qué Frida Khalo es considerada un ícono feminista, “si permitió que Rivera le pusiera los cachos que daba miedo ñiñiñiñi”. No se trata de la relación Frida-Diego. Se trata de, A PESAR de la relación tormentosa que tuvo con él, ella hizo siempre lo que quiso. Estuvo con quien quiso. Habló como quiso. Pintó lo que quiso, sin importar la crítica. Fumó, bebió y bailó esta vida y la otra. Y les dio hasta para llevar. Pero este no es un post sobre feminismo. Es un post de por qué queremos desafiar esa idea que tienen de “cómo debe ser una mujer”.

La imagen que mostramos en redes sociales, muchas veces no coincide con lo que somos en la vida real. En el día a día, no digo malas palabras, a menos que me pase alguna cagada y se me salga, sin querer, un “puta madreeeee”. Pero creo que eso es normal en todos ¿No?

Respeto todos los puntos de vista de las mujeres en este asunto. Cada una decide qué muestra y qué no muestra en redes sociales. Y tampoco juzgo, porque no sé el contexto de cada una de ellas. Si veo algo que no me gusta, simplemente lo silencio y punto. Pero no emitiré juicio alguno, porque no soy nadie para decirle a otra cómo vivir su vida. Y eso es algo que, la sociedad, aún no entiende. Si las mujeres no tuviéramos tantos riesgos, si no pasáramos por tantas situaciones incómodas diariamente, CRÉANME, muchas no tendríamos que mostrarnos con este exterior áspero y agresivo. Me da full pena con mis amigos hombres, porque sé que los trato mal, sé que los insulto mucho, aunque definitivamente los amo sin medida. Pero siento que si no pongo un límite, mis acciones, mis palabras, pueden malinterpretarse. Ya tuve una mala experiencia en el pasado con alguien que consideraba mi amigo y abusó de mí. Así que the Shell stays. Si supiéramos que, nos van a tratar como sus iguales en cualquier situación, no tendríamos que comportarnos “como hombres” and I quote myself “No pueden negar que el uso de lenguaje “inapropiado” es la regla entre hombres y hasta es considerado como bonding.”

En algún momento alguien me hizo el comentario de que “esperaba encontrar en mi blog la misma Manu que escribía en Twitter”. Pues déjenme reventarles la burbuja. El público en cada red social es distinto, por ende, mi interacción en cada una de ellas, también lo es. Si en twitter soy más grosera, más mal hablada, es por el hecho de que, ahí, la gente cree que puede venir a decirte lo que le da la gana, sin filtro, sin educación y sin respeto. Así que, para evitar malos ratos, prefiero mostrarme como una caradeverga thank you very much. Twitter es como manejar en guayaquil en hora pico, siempre a la defensiva. Si me siguen en mis redes sociales profesionales, podrán ver que no uso absolutamente nada de lenguaje “moderno” como diría Residente. Cuando hablo con colegas, nunca se me ha salido una palabra incorrecta. Cuando estoy en una relación, los insultos están completamente prohibidos. En mi casa NO se dice malas palabras (a menos que estés solo hablando contigo mismo). Cuando se hacen chupas acá, la única regla es SE ME CALMAN Y LE BAJAN A LAS MALAS PALABRAS. Mis amigos podrán confirmarlo. Mi blog es un reflejo más fiel de lo que soy y lo que pienso (por eso tiene tan pocos views, porque a la gente le encanta el morbo y la zanganada), aquí el uso de malas palabras está reservado solo cuando algún punto deba ser extremadamente enfatizado.

Pero la conclusión a la que quiero llegar es que no juzguen un libro por su portada. Lo que vemos en redes sociales, muchas veces, no es un reflejo fiel de cómo es una persona. Lo que compartimos al mundo, es lo que queremos que vean de nosotros, en ciertos casos, no lo que realmente somos. Me parece una locura que quieran que mostremos nuestros aspectos más íntimos en público. Si quieren un reality show, páguenme, porque de a gratis, como que no es buen negocio.

Al final no fue un post taaaaan sucio, pero igual quería advertirles ;)

miércoles, 26 de mayo de 2021

CRIANDO UN HIJO CON EL QUE TU HIJA SE SENTIRÁ SEGURA

Por si no lo saben, HOY, hay varios planetas en retrógrado. Yo, personalmente, no soy de creer en estas cosas. Pero he entrado a una etapa de mi vida en que ninguna teoría es lo suficientemente loca, como para no creer que tiene algo de verdad en ella. Soy una mujer de ciencia, pero hay alguna razón por la que, la astrología, ha sido considerada una ciencia por miles de años. Así que vamos a darle el beneficio de la duda (aunque sea). Que estén los planetas en retrógrado significa que muchas cosas van a estar “mal”, tecnología, sentimientos.

Justo en estos días notaba, en redes sociales, cada vez más post de personas que se sentían mal. Tenemos un malestar masivo. Y obviamente se puede deber al hecho de que estamos justo en medio de una pandemia mundial, pero también se puede deber, coincidentemente, a que, los astros, andan jodiéndonos la existencia.

Este post es un poco especial y tiene dos dedicatorias, a alguien a quien quise mucho, y a las madres y padres de hijos varones. Más que nada a esas madres que se consideran feministas y que, al final del día, no entienden bien lo que significa esta ideología.

Siempre he dicho que yo no soy borrego de nadie, tengo mi propio pensamiento. Y me he formado, y he leído muchísimos puntos de vista, para desarrollarlo. Es por eso que ninguna ideología, me representa al cien por ciento. Igual que con la religión, el feminismo lo vivo my way. Desde mi trinchera y con mis mejores recursos. Aún así, por el mismo hecho de ser feminista, sería incapaz de juzgar a las demás, que deciden vivir su feminismo de manera diferente al mío. Y, antes de que salgan con alguna huevada, sororidad no significa solapar conductas de otras mujeres. Sororidad es apoyar, estar ahí cuando lo necesiten, mas no, estar de acuerdo con todo lo que hacen, aún si no va con nuestra forma de pensar, ok?

Ok, sigamos…

Ya escribí un post sobre la importancia de nutrir a nuestros hijos varones, de la misma manera en que nutrimos a nuestras hijas mujeres. Y, ahora, les contaré la razón por la que reitero en este tema. Durante toda mi vida, me he encontrado con hombres con muchos problemas, más que nada, el de no saber gestionar sus emociones. No poner en orden sus prioridades. Huirle al conflicto. Cosas que no hace un adulto funcional. A este fenómeno lo llamo: crecer siendo millennial en Latinoamérica.

Nos crió una generación extremadamente violenta, con unos parenting skills casi nulos (en la mayoría de casos, no todos), nos criaron haciendo caso al miedo y no al respeto, etc., etc. Y antes de que me digan “a mi me pegaron y yo soy un hombre de bien”… No me cansaré de decirlo: ¡NO ESTÁS BIEN RAÚL! Pero bueno, haber crecido en estos ambientes, sumamente disfuncionales, nos ha hecho convertirnos en adultos con un sinnúmero de problemas existenciales. “La generación de cristal” nos llaman. Verás, Raulito, no soy de cristal, no es que me molesta todo lo que veo, lo que pasa es que he leído, me he informado, y sé que, científicamente, pegarle a un niño cada vez que hace algo mal, crea adultos frustrados. En el peor de los casos, ese niño, con la influencia del internet, te va a asesinar mientras duermes algún día. Sólo para que lo tengas presente. *wink*

Pero ¿a dónde quiero llegar con todo esto? La verdad no sé si es porque soy escorpio, o en sí es mi personalidad y mi complejo de superheroína, que creo que mi misión en esta vida es ayudar a la mayor cantidad de personas que me sea posible. Aunque creo que me equivoqué de carrera, debí estudiar psicología y no derecho, pero eso es otro asunto. La cosa es que mi naturaleza me llama a grandes cambios, no sólo personales, sino de las personas que quiero. Y que, obviamente, me tocan los Raules, más Raules del medio. Chicos que, en su infancia, no fueron nutridos correctamente. Que crecieron en hogares disfuncionales, tal vez con padres muy curuchupas. Y, más que nada, con la idea de que la psicología es solamente para la gente loca. Por ende, no tienen idea que, la razón por la que tienen tantos problemas siendo adultos, viene muchísimo más allá de “no tengo plata” o “no hay trabajo”.

Entonces, me he dado cuenta que existe un patrón en mis relaciones, y es que la mayoría de mis ex, ha tenido algún tipo de situación disfuncional mientras crecían. Y, yo, como ya hice terapia y me creo wonder woman, me lleno de paciencia y trato de ayudarlos con esos issues que, a veces, ni siquiera aceptan que tienen.

El novio del que me enamoré perdidamente: relación enfermiza con la madre, presión de sucesión por ser el primer hijo varón, baja autoestima lo que le hizo entrar en depresión cuando se quedó sin trabajo.

El siguiente novio: presión de ser tan adinerado como el padre, presión de cuidar a la familia en caso de cualquier eventualidad (único hijo varón), presión por ser un buen proveedor para mi (WTF, yo ni siquiera quería casarme).

The next: Padres con un divorcio complicado, convirtiéndose él en “figura paterna, cuidador, etc.” Mala relación con el padre que le gustaba andar con muchachitas 30 años menores. Criarse siendo el único varón con un abuelo que no demostraba afecto, solamente autoridad.

And the last: Criarse con una madre curuchupa, el último de los hermanos, con los que tiene más de 10 años de diferencia. Una separación matrimonial que incluía otra familia de por medio (escondida por muchísimo tiempo). La idea, obviamente, de que el sexo pre matrimonial es pecado. Si te divorcias es pecado. Si te masturbas es pecado. Son muchos pecados. Mala relación con la madre obviously.

Patrón? Obviommm y como buena escorpio, apasionada, cariñosa y “ayudadora”, siempre me llené de paciencia y entendí de dónde venían estos niños, ahora adultos. Muchas veces puse mis intereses y mis necesidades por debajo de las suyas. Y es que yo también tengo mis issues y, uno de los más grandes, es que quiero ayudar (criar) a todo el mundo desde la culpa. Quiero que tengan lo que yo no tuve, amor, afecto, alguien que los escuche, que los apoye, etc, olvidándome que todos somos mundos diferentes. Lo bueno es que yo tengo a Susana que me pone en regla. Tengo a Majo, que me ayuda a canalizar mis emociones. Y tengo a Débora que me manda una puteada cuando lo necesito. Y he aprendido, con el tiempo, una frase (que no recuerdo quién la hizo famosa): “NO SOMOS CENTRO DE REHABILITACIÓN”. ¿Voy a seguir siendo empática con los problemas de las personas que quiero? Por supuesto, pero nunca más pondré mis necesidades en segundo lugar.

Pero aquí viene lo importante, el meollo del asunto y el por qué del título de este post. He estado leyendo mucho sobre feminismo interseccional y se los voy a resumir en “buscar la igualdad de todo ser humano, no sólo de la mujer, para que no exista más opresión en ningún sentido”. No es solamente eliminar la opresión de la mujer, sino de todo ser humano. Solo así podremos dejarles un mejor planeta a nuestros hijos. Y esto comienza desde casa, educando a las nuevas generaciones.

Cada vez que oigo que quieren cancelar alguna película, video o cuento de antes de los 90s, pienso que no podemos ver las producciones, de antes, bajo el lente de ahora. Pero también pienso que si no lo hacemos ahora, las siguientes generaciones seguirán creyendo que esos comportamientos son normales.

Entonces tenemos una tarea. Más allá de criar hijos con los que tus hijas se sentirán seguras. Hijos que serían incapaces de cometer un abuso físico, una agresión sexual. Más allá de enseñarles a respetar a las mujeres, a sus amigas y a desconocidas en general. Enseñémosles a gestionar sus emociones, empoderemos sus decisiones, de la misma manera que le enseñamos a las niñas. Porque muy a parte del abuso físico, recordemos que también existe el abuso emocional y muchas veces es casi imperceptible. Y ya estoy cansada de ver, cada vez más, los términos fuckboy, personalidad narcisista o ghosting. Este tipo de cosas, en menor o mayor escala, también hieren, también afectan y también deberían ser consideradas una agresión. Estoy cansada de ver videos de chicas diciendo "PÁGAME EL PSICÓLOGO" (lo cual sería lo más justo, pero bueh).

No digo que sólo los hombres hacen estas cosas, pero a las mujeres les enseñamos desde pequeñas muchas cosas más, a nivel emocional, que no les enseñamos a los niños porque “llorar es de geis”… Ya hasta me hicieron dar dolor de cabeza. Las emociones no son buenas o malas, todas son necesarias. Llorar es necesario, sentirse vulnerable es normal, ser proveedor NO ES UNA OBLIGACIÓN EXCLUSIVA DEL HOMBRE. Más allá de criar hijos con los que tus hijas se sientan seguras, críen ADULTOS FUNCIONALES, que no hagan daño físico, ni emocional (consciente o inconscientemente). Que sepan reconocer sus emociones y gestionarlas. Que tengas los huevos y las herramientas para resolver conflictos, no huir de ellos. Que aprendan a reconocer y a VALIDAR los sentimientos de su pareja.

Empoderemos a nuestros niños a que sean lo que quieran ser. A los que no quieren usar pantalón, sino falda. A los que no quieren ser abogados, doctores, sino balletistas o músicos. Criemos grandes SERES HUMANOS, no grandes hombres o mujeres. Apoyemos y ayudemos a desarrollar individualidades. Ya nosotros estamos jodidos, no jodamos otra generación más POR FAVOR!

Y bueno, con los planetas en retrógrado, hoy es el día de dejar ir. Así que dejaré ir mi complejo de wonder woman, con la promesa de no criar más hombres adultos, pero sí criar a mis dos varones como seres humanos excepcionales. Hombres con las que tus hijas se sentirán seguras y que, además, las harán muy felices en todos los aspectos posibles.

miércoles, 19 de mayo de 2021

El peso de los 30 y pico

Millennials del mundo ¡Escuchadme!

 

Creo que lo que escribiré en este post hará que muchos se sientan identificados. Y lo escribo como un modo de catarsis, manifestar, dejar ir y que el Universo haga su magia. Hoy me sentí tan triste por tantas cosas, que hice lo que NADIE haría, cancelé todo lo que tenía para hoy,  me arreglé, me maquillé, me vestí con un vestido lindo y me fui a mi spot favorito: el suirancofi del village, a tomarme un café conmigo misma y comerme un mini caramel brownie. Y mientras me fumaba un par de tabacos, escribía en mi agenda. A veces es importante mandar todo a la mierda y darnos espacios para nosotros mismos. ¡ES VITAL!

Crecimos con una religión única, creencias únicas, maneras de ver la vida y el amor, únicos. Ejemplos un poco disfuncionales de cómo se debía vivir la vida en general. Ahora que estamos en una “mediana edad”, por decirlo de algún modo, nos hemos dado cuenta que hay muchísimo más allá de las creencias de nuestros padres y familias.

Las nuevas generaciones la tienen mucho más clara: haz lo que puta te haga feliz, sin importar lo que diga el resto del mundo. A nosotros, en cambio, se nos ha hecho mucho más difícil deshacernos de los parámetros que se nos fueron impuestos.

Crecimos viendo relaciones disfuncionales, modelos super empalagosos de amor. Matrimonios “para toda la vida” (sin importar si fueran felices o no). Amores a primera vista, grand gestures de película, etc., etc. Y cuando nos dimos cuenta que estas cosas no pasan en la vida real (las cosas lindas y románticas), muchos como yo, nos volvimos cínicos y hasta apáticos.

Siempre he dicho que soy más como un gato. No me gusta la melosería, ni que invadan mi espacio. Odio que me presionen o que me controlen. Pero, así como un gato, me acerco cuando quiero que me acaricien y me den mimos. Luego, que me dejen ser…

Obviamente antes no era así. Imposible que una “mujercita” fuera así. Ellas siempre deben estar dispuestas, con una sonrisa, ser cariñosas, delicadas. No hurañas, ni fuertes, ni tener su propia voz. Lamentablemente yo nunca fui así, como “debía ser”, y eso le dio muchos dolores de cabeza a mis viejos.

No fue sino después de mucha terapia que pude aceptarme a mí misma, fuera de los estándares de mis padres y la sociedad. Mucho me costó llegar a este punto de mi vida en que estoy completamente satisfecha con lo que tengo en mi vida. Menos con una sola cosa…

Los hombres…

Antes no podía estar sola. Ahora estoy convencida de que puedo y quiero. Lo prefiero. Las relaciones de hoy en día me parecen muy complicadas. Y es, más que nada, porque hemos perdido el concepto de responsabilidad afectiva, which I hate! Pero ese no es el punto de este post.

Todos tenemos problemas, todos tenemos vidas, responsabilidades, ya tenemos 30 y pico. La mayoría de nosotros estamos más allá, que acá. Y los que estamos solteros, con unas pocas excepciones, nos sentimos de la misma forma:

No puedo complicarme más la vida con una relación pero, al mismo tiempo, tengo la necesidad, humana, natural, de afecto. No de sexo. Sexo lo puedes tener con cualquiera. Doblas la esquina y encuentras sexo. Hablo de afecto, cariño, intimidad, tener a alguien que te bese y te abrace cuando lo necesites. Como cuando el gato, muy rara vez, se acerca a su humano y se abre de patas para que le sobe la panza. O le permite rascarle la cabeza. Y para eso, sí, no encuentras a nadie así no más. Porque eso implica una relación.

Creo que muchos ya pasamos (o dejamos pasar) el tren de formar una familia y todas esas shits tradicionales. Lo que queremos es, simplemente, un@ compañer@ de aventuras. Alguien para ver películas un domingo. Alguien con quién pedir pizza, tomar una cerveza. Alguien que te escuche, que solo te abrace y te deje llorar como una magdalena cuando sientes que el mundo se te viene encima. Porque se te viene encima, a ratos, es inevitable. Alguien con quien compartir una increíble química sexual y luego poder quedarse acostados, panza arriba, conversando de huevadas o, inclusive, de temas serios como filosofía o política. En fin, intimidad.

El problema es que nuestra generación le tiene miedo a eso, porque implica compromiso. Y la palabra compromiso la tenemos incrustada en el orto como sinónimo de casorio, casamiento, matrimonio, hijos, etc. Y no puede ser más falso.

Y creo que, el problema de esto, es que no somos claros con lo que queremos. Por ejemplo yo: no quiero volver a casarme, no quiero más hijos; la única manera de que vuelva a vivir con un hombre, sería solo por la posibilidad de tener sexo “a la carta”. No quiero endeudarme en conjunto, no quiero tampoco que nadie me mantenga. Así mismo, no quiero que me controlen. Quiero alguien que me acompañe y que me acolite. Que me escuche y que chismee conmigo, que me aconseje solamente si se lo pido. Porque ténganlo claro, yo no necesito un hombre. Yo quiero uno. Como dice Cher: “los hombres no son una necesidad”, podemos vivir sin pareja perfectamente.

Pero, a la vez, en ciertas ocasiones, necesitamos que alguien nos acompañe en este viaje tan de a verga e intenso, llamado vida.

Y si estoy escribiendo todas mis expectativas es con la única razón de manifestarlo concretamente. Me lo merezco.

Luego de todo lo que he vivido, estoy segura de que me lo merezco. Después de todo lo que he sufrido, Universo, CRÉEME que me lo merezco.

Es por eso que he venido a mi spot favorito, en mis mejores fachas, a manifestar concretamente lo que me merezco: Un hombre que quiera lo mismo que yo, sin huevadas, sin juegos, sin complicaciones. Que sume y que no reste. Trabajador y responsable. Emocionalmente estable. Que me quiera como soy y que me deje ser.

 

Y ahora lo dejo ir…

Que el Universo se encargue del resto.

 

Ustedes hagan lo mismo si les sirve, o no, o whatever.

Les contaré qué pasó…


jueves, 6 de mayo de 2021

¿Paciencia o Aguante?

 

Cada vez que has hecho algún tipo de trabajo psicológico en ti mismo; que has logrado, de cierta manera, arreglar un poco tus problemas; cuando has hecho cambios y estás feliz y estable… Siempre… Llega una persona que te descoloca totalmente y te hace sentir que todo lo que trabajaste, se fue a la mierda… Es ley.

Después de 3 años de trabajo intenso, de terapia continua, de afirmaciones positivas, de buscar hobbies que me ocupen la mente para no pensar huevadas, he llegado a un punto en que no sé qué hacer. Y estoy segura que muchos, hombres y mujeres, se sentirán identificados conmigo. Porque todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos tenido un vicio, del cual no podemos huir, por más que queramos. Todos hemos tenido ESO que, si no estuviera, nuestra vida sería mejor. Pero, así también, si no estuviera, nuestra vida sería un poquito menos feliz.

Y pueden aplicar este post a cualquier cosa si quieren. Yo lo relacionaré al cigarrillo y a cierta persona que me tiene con pesadillas que hacen que me levante a las 4 de la mañana (como hoy).

Esto ya se los he contado antes, siempre he sido, en los últimos 3 años, de dejar relaciones que no me llenan, sin más ni más… ¿Por qué ahora es diferente? Llevo más de dos meses sin fumar, pero lo extraño. Extraño pegarme un tabaco en la mañana con un café. Extraño calmarme con el inhalar y exhalar. Aunque lo he reemplazado con un vape (que es casi lo mismo, pero menos dañino, dicen algunos), no es lo mismo. Y lo mismo me pasa con este personaje, al que vamos a llamar Eduardo.

Igual que el cigarrillo, Eduardo, no puede desaparecer de mi entorno. Por diversas razones que no vienen al caso. Hace un par de semanas decidí terminar la relación porque siento que no se me está dando lo que me merezco. Habiendo trabajado tanto tiempo en mi autoestima, sé exactamente lo que me merezco. Y no hablo de cosas materiales, sino de atención. Además de saber que soy una mujer extremadamente demandante.

Ahora, cuál es the tricky part: que Eduardo no es que no me ama, no es que es una mala persona, no es un abusivo machista, no tiene vicios… Es cariñoso, atento, detallista… Un hombre muy inteligente y divertido… En serio no saben lo locamente enamorada que estoy y me odio a mi misma por eso… ¿Por qué? Porque cuando comenzamos a salir él fue muy sincero conmigo, me contó todos los issues que tenía: problemas de comunicación, problemas con su matrimonio anterior, problemas para organizarse porque su trabajo es muy demandante y con horarios locazos. Y yo, como soy bien hasta las huevas, pensé que no iba a ser taaaaaaan malo. Pero lo fue. Y yo, que tengo serios problemas de ansiedad, típicos de mi condición, no pude más aguantar las circunstancias.

Creo que, en este punto de nuestras vidas, boomers, millennials, genZ, hemos escuchado o visto algún video de Camilo y Eva Luna, no? Pues uno de los pocos que he visto (porque realmente me dan cringe) era uno en el que Camilo comentaba de las distintas maneras de amar. Todos tenemos distintas maneras de amar, y no sé si aquí viene mi error constante, al comenzar una relación.

Yo tengo esta idea de que el amor es algo que te hace volverte loco, que te hace cruzar ciudades por ver a esa persona, que te hace querer verla todo el día, todos los días. Que no te deja despegarte de él/ella. Que te hace querer dar todo. (Irónicamente he dado todo, menos mi paciencia y mis ganas de trabajar en mi comunicación asertiva). Y no sé si esta idea es algo común, o yo estoy viviendo, aún, en una idea adolescente del amor.

Ahora, Eduardo, es una persona completamente introvertida y, obviamente, yo soy todo lo contrario. Nunca había estado con una persona que no fuera extrovertida, igual que yo. Así que tampoco sé cómo trabajar dentro de esta relación. Me ofusca mucho que no pueda comunicar sus sentimientos, cuando yo soy un desborde de sentimientos cada vez y cuando. Me frustra lo diferentes que somos. Y, obviamente, me doy cuenta que, en este pequeño particular, la que tiene la culpa soy yo. Ok, no digamos que tengo la culpa (aunque sí), pero siento que tal vez me estoy olvidando que él NO es yo, no tiene por qué ser como yo, no tiene por qué lidiar con los problemas de la misma manera que yo. Él no es yo, es otro. Y sé que esto ya lo dije en otro post, porque un amigo me lo repite siempre. Así que ¿de qué hablamos? ¿Cómo balanceamos esta necesidad de que nos quieran como nosotros queremos y aceptamos que la otra persona quiere distinto?

No tengo una fórmula mágica, no tengo una respuesta aún a esto (sino no me hubiera levantado hoy en la madrugada sólo para no tener más pesadillas). Si alguien tiene la fórmula para una relación armoniosa, es bienvenido a comentar…

Y, como dije en algún momento, por acá mismo, estoy convencida de que, Diosita, no tiene una varita mágica con la que te concede paciencia, sino que te da situaciones en donde tienes que ser paciente. Pero esta vez, Jebusito, te pasaste.

Ahora bien, ¿hasta qué punto es tener paciencia, y dónde ponemos la raya de “aguantar”? ¿Cómo no permitimos que estas relaciones se vuelvan tóxicas? Un ir y venir constante… Pues no lo sé aún. Voy a aplicar la gran Ted Mosby y voy a hacer una lista de pros y cons, en un yellow pad. A ver si ayuda porque, lastimosamente, mis sesiones con Susana, por ahora, están destinadas a trabajar otras prioridades. Les contaré cómo me va…

Muero por un tabaco y muero también por Eduardo… Y me alejo porque los dos, de cierta manera, me causan daño/estrés… Pero definitivamente mi vida es un poquito más triste sin ellos…

 



Nota: Disculparán mi ausencia. No sé si todos saben, pero me dio el bicho y estuve en cuarentena 3 semanas sin querer hacer nada. Me dediqué a pintar y dormir. Pero aquí estoy de vuelta, compartiéndoles mis problemas existenciales, like always.

martes, 30 de marzo de 2021

FUR ELOISE

Hoy me levanté del mejor ánimo. Desde febrero me cambiaron los medicamentos y, realmente, me siento otra persona. He bajado de peso, me siento guapísima, tengo millón ánimo, siempre estoy de buen humor (most of the time, we're on a pandemic), tengo energías, hago ejercicio. Y, hoy particularmente, me sentí en la cima del mundo. Amo mi trabajo, estoy en paz con mi familia, tengo un novio maravilloso, mis hijos (aunque están en la adolescencia) son una belleza (*la mayor parte del tiempo). En fin, estaba feliz.

Pero mi vida no siempre fue así. Este cambio lleva años gestándose y su cumbre fue el cambio de medicamentos. Requirió mucha constancia Y MUCHA TERAPIA. Porque, aunque siempre he sido muy abierta sobre el tema, no sé si ustedes saben que soy Bipolar tipo II, diagnosticada desde los 21. Agradecí a los Dioses, al universo y a todas las fuerzas habidas y por haber, por este día maravilloso. Y agradecí también por haber encontrado a Susana, mi psicóloga. Sin ella, esto no sería posible.

Obviamente, la vida es malvada y todo mi buen humor tendría su fin al medio día. Llegó mi mamá con la horrenda noticia de que Eloísa se había suicidado. Eloísa era hija de una de sus mejores amigas del colegio. La conocí, nos seguíamos en todas las redes. Nunca fuimos amigas, pero nos unía un rasgo muy importante: ella también era bipolar.

Y este será un post de homenaje, pero también un post de concientización. Pero está lleno de rabia y tristeza. Probablemente los insulte un poco y escriba malas palabras. Así que, espero no lo tomen personal. Este es un rant de desahogo sobre los trastornos mentales.

Imagínense un dolor de cabeza terrible, una migraña de esas que les imposibilitan de hacer cualquier cosa. Un dolor en las bolas constante. Imaginen vivir con ese dolor, todos los días de su vida. Sin poder hacer nada. Los medicamentos no solucionan nada. Les sigue doliendo, no importa lo que hagan. No es como un cáncer, en el cual tienen 2 opciones: curarse mediante tratamiento o morir y ser libres del dolor. Este es un dolor con el que vivirán el resto de su vida. Y lo peor: lo saben.

Ahora traten de imaginar (digo traten porque a algunos se les hará imposible) ese dolor terrible en la mente. No en el cerebro, no en la cabeza… En la mente. En sus pensamientos, en su raciocinio. ¿Pudieron?

Yo sí lo imagino, porque lo he vivido. Y no puedo dejar de pensar en cuántas veces fui Eloísa. Cuantas veces se pasó por mi cabeza la imagen de lanzarme por la ventana de mi cuarto y ser, así, libre de dolor, de angustia, de ansiedad. Cuantas veces pensé en tomarme el frasco entero de quetiapina y dormir para siempre. Sólo una vez lo hice. Como resultado de eso terminé en el Teodoro Maldonado intentando internarme voluntariamente. Obviamente no lo logré (ingresarme) PORQUE VIVIMOS EN ESTE PUTO PAÍS DONDE LA BUROCRACIA NO NOS GARANTIZA NI LOS MÍNIMOS ESTÁNDARES DE SALUD PÚBLICA.

Pasé de psiquiatra en psiquiatra, de psicólogo en psicólogo. Y soy fiel creyente de que Dios (o el universo) tiene caminos misteriosos. Estoy segura que, si yo no hubiera quedado embarazada, si no me hubiera casado y tenido mi segundo hijo, en este momento, no estaría escribiendo esto. En este momento, o mucho tiempo antes, hubiera sido mi mamá en camino a recoger mi cuerpo de la morgue. Porque lo único que me ha impedido "dar ese paso" ha sido pensar en que no puedo dejarlos solos.

Y todo esto me da, a parte de mucha tristeza, asco. Asco de la sociedad que estigmatiza los trastornos mentales impidiéndonos hablar abiertamente de esto. Que nos hace ocultar que estamos mal. Que no nos deja contar que no nos hemos bañado en días, que no nos hemos levantado de la cama, que no tenemos ánimos, ni tenemos ganas de seguir viviendo. Decir “me quiero suicidar” se ha vuelto un chiste. ¿Se han preguntado por qué (los que me siguen), cuando estoy frustrada digo: me quiero cortar una teta? Porque conozco de cerca lo que es el suicidio y querer llevarlo a cabo. No puedo ser irrespetuosa con lo serio que este asunto. No puedo y nunca voy a decir "me quiero suicidar".

Así mismo muchos han banalizado el concepto de “bipolar” diciéndolo de manera despectiva y como burla a personas que no son decididas, o que se molestan muy rápido. No saben lo harta que estoy de estas huevadas. Porque mientras ustedes dicen que su novi@ es bipolar, las personas que padecen de esto, y muchos otros trastornos, están pasando por un dolor inimaginable. No se puede ser tan carevergamente ignorante, en serio. Me dan asco.

Estoy más que nada cabreada por dos cosas. Primero porque no podría ser más enfática SIEMPRE en recordarles QUE VAYAN A TERAPIA HPTAS, no saben si esa tristeza, esa ansiedad, esos ataques de ira, son síntomas de algo más complejo. Háganme caso que esto no es una broma. Sáquense el chip de que la psicología es una tontería. Sáquense la huevada de decir: “en nuestros tiempos el único psicólogo era el palo y yo estoy bien”. ¡NO ESTÁS BIEN RAÚL! Nunca me cansaré de recalcarles que la terapia los puede salvar.

Y segundo, estoy cabreada, más bien arrecha, de este país de mierda. De este sistema de salud de verga que tenemos. Desconozco si Eloísa ha estado siguiendo su tratamiento. Lo que sí sé es que se hacía atender mediante el IESS. Y sé lo que es ese nido de burocracia y ratas. Para que te den una consulta con un psicólogo pueden pasar meses. La vez que fui al Teodoro tuve que armar un escándalo porque no entendían la gravedad del asunto: QUE ME HABÍA QUERIDO SUICIDAR y necesitaba atención inmediata. Claro, como no me vieron sangrando o con las tripas por fuera, pensaron que estaba “normal”. Lo peor es que estamos atascados con este sistema de verga porque un psiquiatra o psicólogo privado, MEDIANAMENTE BUENO, no te cobra menos de 50$ la consulta. Y las consultas deben ser semanales si quieres hacer algún progreso. Las enfermedades mentales, en este país, son para gente rica. No me lo invento. No es clasismo, no es discriminación. Es la puta realidad. Si no tienes plata estás condenado a lidiar con un doctor que te ve cada 3 meses y lo único que hace es preguntar “¿estás bien?”. Y ni hablar del costo de las medicinas psiquiátricas.

Por eso agradezco por Susana porque, a parte de ser buenísima (y medio hippie), cobra barato. No sé qué hubiera sido de mí, luego de esta pandemia, sin ella. No sé qué habría sido de mí, hace dos años, sin ella.

¿Qué hubiera sido de mi si mis padres no hubieran tenido para pagar mi tratamiento?

Voy a terminar este post recordando la vez que fuimos en un mother daughter date, a ver “Me before you”. Luego de la película fuimos a comer algo y Eloísa, de la nada, me dijo: “pero hay un lugar donde todo este sufrimiento que sentimos ya no va a estar. Ya no vamos a sufrir más…” Yo me quedé con cara de meme, sin saber cómo responder. “Es el reino de los cielos, junto a nuestro creador”. En ese momento me pareció algo super nada que ver, porque yo casi soy agnóstica. Digo “casi” porque sí creo en Dios, pero esos conceptos religiosos me dan cringe. En este momento, espero realmente, que ella esté libre de sufrimiento. Que esté donde tenga estar, pero sin ese dolor de mente que la aquejaba tanto. Que esté tranquila, descansando.

Yo estoy bien, ahora, en esta etapa de mi vida. Pero este nudo en la garganta, este dolor en el corazón, en el alma, y esta rabia, no se me van a pasar tan fácil.

Cuídense por la gran puta. Ya no sé cómo hablarles para que entiendan…


Hasta siempre Eloísa 

martes, 16 de marzo de 2021

AMOR LIBRE

En algún post les hablé del concepto de la monogamia. No quise ahondar en el tema, en ese momento, porque estaba relacionado, pero era algo muy extenso y muy a parte del tema central. Hoy sí vamos a meternos al meollo del asunto. Como les encanta el relajillo y la polémica, vamos a hablar de este constructo social llamado: monogamia.

Científicamente, el ser humano, no está hecho para ser monógamo. Esta idea de la pareja “para el resto de la vida” es una regla que nos metieron siglos atrás en la sociedad, cuando predominaba la religión católica y el temor a Dios. Espero que nadie se ofenda con este post y aquí voy a hacer un disclaimer. Yo soy católica, no practicante. Siempre he dicho que creo en Dios, pero no en la Iglesia. Creo en este concepto de un Dios lleno de amor, que no castiga y que lo puede todo. Creo en amar a tu prójimo como a ti mismo. Creo en todos estos conceptos que, sí te hacen mejor persona. Pero no creo que, la monogamia, sea uno de esos conceptos. 

Tener una sola pareja durante toda tu vida es algo que nos impusieron como regla social. Pero, ¿se han puesto a pensar qué pasa si nunca encuentran a esa pareja con quien quieren pasar toda su vida? Una vida solo, también es válido. Pero TAMBIÉN es mal visto a los ojos de la sociedad. Es por esto que yo, personalmente, pienso que la monogamia es una ELECCIÓN, NO una regla. Don't get me wrong, no digo que la monogamia está mal. Yo soy monógama, más que por convicción, por pereza, porque no podría tener múltiples parejas al mismo tiempo. A lo que voy es que, si eliges la vida de la monogamia, eso no te hace moralmente superior a nadie. Mucho menos te da derecho a juzgar a quien NO vive de la misma manera que tú. En pleno 2021, me parece que es una pobreza mental creer que existe una sola forma universal de amar.

Y es aquí que comienza a aparecer el concepto de “AMOR LIBRE” y donde, todo lo que hemos aprendido durante generaciones, nos juegan en contra. Seguro piensan que el amor libre es acostarte con uno y con otro, o tener una relación abierta (que viene siendo lo mismo). Y, en ciertos casos, es así. Pero este tema del amor en libertad no es más que un régimen de consentimiento en el que, las dos partes, firman un acuerdo hipotético que los beneficie a los dos. Un acuerdo que no puede funcionar sin comunicación, ni respeto. (No como esas parejas en el que solo uno está enterado de que están en una relación abierta, ¡puercos!).

Durante siglos nos han enseñado que nuestra pareja es nuestra y de nadie más. Nuestra propiedad. Nos debe respeto y lealtad solo a nosotros. Y así creamos una cárcel imaginaria en nuestras relaciones. No puedes hablar, no puedes salir, no puedes almorzar, con nadie que no sea yo. Nos olvidamos que, cada uno de nosotros, somos libres para vivir nuestras vidas como queramos, siempre y cuando no dañemos a otros.

Si escribo todo esto, es porque durante años, me he cuestionado este concepto de estar “atado” a una sola persona. He tenido relaciones donde se me ha prohibido cosas, donde se me ha dicho qué debo hacer, cómo debo hablar, qué debo escribir. Y nunca, hasta ahora, había estado en una relación donde me sintiera realmente libre de ser yo. Pero, como nunca nada es perfecto, hay detalles que siguen haciéndome cuestionar hasta dónde ha evolucionado mi pensamiento durante estos 34 años. A veces me sorprendo, pero a veces también, me decepciono. Esto de crecer es un aprendizaje constante y me doy cuenta que tengo, aún, ciertos prejuicios que no me permiten disfrutar realmente de un amor libre.

Y exactamente sobre eso se trata este pequeño post. Amor libre no es, solamente, tener múltiples parejas sexuales. Se trata de tener una relación en la que los involucrados se sientan totalmente seguros del otro, de poder ser exactamente como son. Que se sientan apoyados, queridos, amados y plenos, en todos los aspectos, sin importar factores externos a ellos. Y que se honren los términos que ellos mismos han elegido, sin miramientos al qué dirán. Ser y dejar ser.

Hace un par de años encontré un párrafo de Javier Salvago, que decía. “Amar a las personas, como se quiere a un gato: con su carácter y su independencia, sin intentar domarlo, sin intentar cambiarlo, dejando que se acerque cuando quiera, siendo feliz con su felicidad…” ESO exactamente es el amor libre. Entender que una pareja no está pegado a ti 24/7. Que no te debe contestar todo el día. Que no es necesario que se cuenten absolutamente todo. Tenemos esta idea de que las relaciones perfectas son esas en donde se comparten hasta el cepillo de dientes, como Marshall y Lily en HIMYM. Idealizamos estos matrimonios en donde los esposos se aman hasta la eternidad, sin ninguna pelea. Y no podríamos estar más alejados de la realidad. TAMPOCO DIGO QUE ESTO ESTÁ MAL, pero debemos entender que esas son excepciones, NO reglas. Los matrimonios son difíciles, requieren trabajo duro, en equipo, levantarte todos los días convencido de que quieres seguir ahí. Hemos idealizado por completo el "felices para siempre" y por eso no entendemos al otro que ama de una forma diferente. Creemos que "está mal".

Estos conceptos aprendidos durante mi vida, me han hecho alejarme de muchas personas. De unas estuvo bien, porque me encerraron en cárceles donde no podía ser yo misma. De otras, me arrepiento, porque la que creó la cárcel, por inseguridad o miedo al qué dirán, fui yo. Y ahora que estoy “más grande” (mentalmente, no corporalmente), me doy cuenta algo que había estado ignorando. Una señal divina, que no había querido ver o, simplemente, no me había dado cuenta que, la vida/el universo/o Diosita, me estaban abofeteando una y otra vez para que me diera cuenta. Siempre he tenido una certeza, y es que a mi me falta paciencia. Y creo firmemente que, cuando tú le pides a Dios que te de paciencia, no es que te la manda mágicamente como Harry Potter, al batir una varita. No, Dios te manda situaciones en las que debes ser paciente, para que trabajes en esa virtud. También he sido muy prejuiciosa. Y gracias a esos prejuicios, me he alejado de ser feliz y conseguir mis metas.

No sé si son los años, la terapia o la medicación, que hacen que mis ideas cada vez se aclaren más. O son los videos de tik tok que te muestran cosas como: “cuando por fin estás en una relación sana, luego de haber estado solo con tóxicos” (los amo). Pero cada vez me voy dando más cuenta de cómo debe ser el amor. El verdadero. El que no jode, no encierra, no controla, no condiciona. El amor que simplemente te deja ser y fluye. A pesar de los obstáculos, los conceptos pre aprendidos, las cosas se van poniendo en el lugar donde deben estar. Poco a poco.

Y este, “poco a poco”, es lo que me ha jodido los ovarios, porque me ha tocado lidiar con mi obsesión de controlarlo todo, de que las cosas se hagan como yo quiero, cuando yo quiero. Esta ha sido la señal divina, esta ha sido la prueba que me ha mandado Diosita, para trabajar mis issues. Soy una control freak consagrada y, dejar ser, me cuesta un mundo. Poco a poco, es un marco temporal que, mi cerebro ansioso, no computa. Juzga al que no actúa como yo quiero que actúe (en cuanto a mi). Y, más que nada, se ofende y se entristece, si las cosas no son como yo quiero que sean. Pero así es la vida, ¿no? Definitivamente culpo a mis padres por criarme en una burbuja (paro not so paro). Aunque me alegra seguir “abriendo los ojos” poco a poco.

Amor en libertad, no es más que una complicidad, en la que dos personas acuerdan amarse, cuidarse y respetarse, bajo sus propias reglas. Aceptándose el uno al otro, con todo el bagaje que lleva cada uno. Sin control, sin exigencias, sin prejuicios. Acompañándose y apoyándose el uno al otro. Tomando en cuenta que, todos tenemos necesidades diferentes, personalidades diferentes y accediendo a que, no siempre, podremos cumplir con todas las expectativas del otro. Nadie puede…

sábado, 13 de marzo de 2021

LA GUÍA FEMINAZI PARA ACERCARSE A UNA MUJER

Estos son tiempos difíciles para los hombres ¿verdad? Ya no se puede decir un piropo a nadie, sin que piensen que es acoso… ¡Pobrecitos! *sarcasm* Ok, fuera de joda, sí son tiempos difíciles. Sobre todo para las mujeres, porque vivimos en un miedo constante de que nos pase algo. Sí, violencia de género siempre ha habido, pero ahora la vemos, más de cerca, por medios y redes sociales. La visibilización de la violencia contra las mujeres, se ha vuelto el pan de cada día. Y, hay que admitirlo, tenemos miedo, estamos siempre a la defensiva.

Yo sé que los hombres dirán “ay pero no son todos” ñiñiñiñi. Mijo, hasta que te conozco lo suficiente para darte el beneficio de la duda, ya me metiste 5 puñaladas. Sorry, pero no podemos confiarnos de NADIE. A las mujeres, a las niñas (y a los niños también), los violan y los agreden en sus propias casas, no solo en la calle. Y este miedo constante, nos ha llevado a repetirles incansablemente “NO QUIERO TU PIROPO” (mejor cómprame comida jajajaja paro). Es por esta razón que me han pedido que hable de cómo acercarse a una mujer de manera respetuosa, para que ella no se espante, crea que es acoso, o quiera correr por su vida.

Primero que nada quiero comenzar aclarando que las FEMINAZIS, no existen. Nadie quiere matar a todos los hombres, o a todos los niños nacidos varones. Las feministas no quieren un genocidio dirigido a la raza masculina. Lo que seguramente han escuchado es la frase “muerte al macho”, lo que hace referencia a la erradicación de la cultura machista. Ahora, mijo lindo (disculparán si los mijeo, pero es mi manera respetuosa de decirles “ve mmv”), si realmente crees que, en Latinoamérica no hay cultura machista y no existe un sistema patriarcal, mejor ni sigas leyendo, porque esto no es para ti. Mejor ve a terapia, o sigue por la vida valiendo verga. Ok? Ok… Seguimos.

Voy a recalcarles varios puntos que deben tomar en cuenta, si quieren acercarse a una mujer que les gusta. Y estos puntos, obviamente, serán desde mi perspectiva. Una mujer de 34 años, a la que le han visto las huevas muchas veces, que ha sufrido abuso de varias formas y que no ha podido caminar 2 cuadras por el centro, NUNCA, sin que le griten HUE VA DAS (Funny story: una vez mi papá casi se va de golpes con un viejo asqueroso porque me dijo huevadas en la calle y eso que yo estaba con una panza de embarazada de 6 meses). Si lo que quieren es el punto de vista de peladitas de -25, abran una guardería y conduzcan su propia investigación. Aquí ya pasamos la adolescencia, ya hicimos terapia, y ya sabemos exactamente lo que queremos en un hombre.

Primer punto en la agenda: si no la conoces, si no tienen amigos en común, si nunca antes se habían visto, si no tienes la menor idea de quién es, qué le gusta, cómo es su vida… Es simple, guárdate el puto piropo. No comiences una conversación con una frase que se puede tomar a mal, porque eso repele. Creo que, a estas alturas de la vida, no es necesario advertirles que, gritarle un piropo, por más respetuoso que sea, a una desconocida en la calle, es un NO ROTUNDO. No lo hagan nunca forfis, no queden como puercos. Entonces, si quieres acercarte a una chica que no conoces, que te parece atractiva, pregúntale algo trivial y observa bien su reacción. “Disculpa, ¿qué hora es?”, aunque es muy trillada, funciona. Las mujeres somos muy expresivas y si nos gusta la persona que se está dirigiendo a nosotras, responderemos de buena manera y, maybe, hasta con una sonrisa. Pero hay que ser pilas, porque muchas personas son amables por naturaleza, y se puede confundir, muy fácil, amabilidad con coqueteo. Aunque muchas veces el coqueteo es muy obvio. Después de ver su reacción, depende de tu creatividad. Cuéntale un dato random, “estoy esperando a mi tía bla bla bla”, si ella te responde siguiendo la conversación, ya estás del otro lado. Puedes preguntarle cosas, no TAN personales, para que no crea que eres Joe en “You”. Pero NO SEAS SALVAJE para preguntar. En vez de decir: “¿Cómo te llamas?”, dile. “¿Te puedo preguntar tu nombre?”. ¿Cuál es la diferencia? Que les estás pidiendo su CONSENTIMIENTO.

Consentimiento, qué hermosa palabra. Una que muchos hombres no entienden a cabalidad. Y aquí va un hard fact, de cuando NO está permitido acercarse o piropear, en ninguna circunstancia. Una mujer ebria, NO puede consentir. Una mujer drogada, NO puede consentir. Así que si te encuentras en una de esas situaciones, no importa si tú también estás borracho o drogado, NO TE ACERQUES Y PUNTO. Guárdate el pichirilo y deja de pensar como un primate.

Ahora, digamos que estás en un suirancofi cualquiera y, en otra mesa, está sentada una chica que te gusta. ¿Cómo te acercas? Pues a la antigüita. Te acercas despacio y DE FRENTE (nunca te acerques por detrás, no seas anormal), y desde una distancia prudencial le puedes decir lo siguiente: “Hola, soy Cosme Fulanito (tu nombre, no vayas a ser tan pendejo), ¿me dejarías invitarte algo?”. Si la man te responde que sí, hazlo y le preguntas si te puedes sentar con ella. Si está con amigas, o con más gente, no seas invasivo. Llévale lo que compraste y anota tu número en una servilleta con el mensaje: “por si algún día quieres conversar”. NADA MÁS. No seas intenso, LET IT BE. Si le gustaste, la man te va a escribir. Si no, ya let it go… No fue, ni será para ti. Si la man te dice que NO quiere que le invites nada, pues dices: “ok, no hay problema, disculpa la intromisión”. Y desapareces para siempre. Si quieren que las mujeres comencemos a creernos el discurso de “not all men”, pues deben comenzar a tener este tipo de conductas. Acciones en las que no nos sintamos atacadas por decir que no. En las que veamos que no estamos en peligro ante una negativa.

Por último hablaremos de las redes sociales. Este es un mundo en donde los piropos ingeniosos están permitidos. No vamos a hablar de Tinder, porque es obvio que es una app específica para acercarte a las chicas. Si haces match, escribes, listo. Para eso escribí la guía de Tinder para el hombre feo, así que vayan para allá: https://manuqb.blogspot.com/2020/02/la-guia-de-tinder-para-el-hombre-feo.html

Sí hablaremos de las otras redes sociales Instagram, Facebook, Twitter. Hasta en LinkedIn se me han acercado (lo cual NO está bien, porque esa app NO es para hacer amigos, no sean desubicados). Todo piropo y todo acercamiento se va a basar en el consentimiento. Si quieren acercarse a una chica linda, un “hola”, no es suficiente. ¿Saben cuántos “hola” tiene, esa chica linda, ignorados en sus mensajes directos? Tú no serás la excepción, sino le agregas algo más. Comenta sobre algo que haya escrito, posteado, compartido. Pregunta algo sobre sus publicaciones, demuestra que estás prestando atención a lo que dice/escribe, y que no eres otro baboso más que le está escribiendo “para ser amigos”. Ese cuento nos lo sabemos de memoria. Amigo el ratón del queso y se lo comió. Así que no vengan con la huevada de que “me gustaría ser su amigo”. Si la chica te responde, play it cool. Conversa, gana su confianza, y de ahí todo irá bien. Demuestra que eres un hombre digno de confiar y que no eres un psicópata.

Si la chica en cuestión no les responde, no insistan. No se hagan coger fastidio. No se hagan bloquear por las huevas. Nadie tiene la obligación de responderles. Así que, simplemente, NO ENVÍEN MÁS MENSAJES. Que bestia los odio por estas cosas. Si no contesté a la primera, CRÉANME, no voy a contestar a la quinta vez que me escriben. Aquí no sirve eso de “el que la sigue la consigue”.

Y algo extremadamente importante sobre las redes sociales. NO ENVÍEN FOTO PENES QUE NO HEMOS PEDIDO. Mucho menos cuando tienen esos penes tristes ahí, que lo que dan es pena. ¿No les da vergüenza mostrar sus miserias? A parte que las mujeres no somos, casi nunca, visuales. No nos va a excitar ver la foto de un pene, no sean imbéciles. Pero bueno, creo que esto lo hacen más los enfermos, con alguna patología psiquiátrica, pero debía mencionarlo. Just in case.

Dentro de este tema de las redes sociales, debo recalcar un punto super importante. Por el auge de ganar seguidores, muchas mujeres se muestran de manera muy sexual, explícita o implícitamente. Y está bien. Cada cual es libre de generar el contenido que quiera. Eso no quiere decir que puedes venir, de buenas a primeras, a hacerle comentarios sexuales. Puede que esa chica sea, en verdad, muy sexual. Que le encante el sexo (como a todos) y que lo verbalice sin tabúes. Eso no quiere decir que lo quiera hacer CONTIGO, o con CUALQUIERA que se le cruce. Aprendan que, cuando una mujer habla de sexo abiertamente, no quiere decir que, automáticamente, es promiscua o que anda buscando que cualquier hijo de vecino le meta la gabardina. No sean ridículos en creer que tienen chance, con una chica así, si la abordan de la manera incorrecta. Que una mujer hable de sexo, no da pie para que le falten el respeto. Ya no estamos en los años 50s, par favaaaarrrrr!

El último consejo que les puedo dar es que, no confundan seguridad con ego inflado. Nos gustan los hombres seguros de sí mismos, sin miedo. Detestamos a los hombres que se creen la gran huevada. Que creen que les debemos algo porque se nos acercaron. Porque NEWS FLASH: NO LES DEBEMOS ABSOLUTAMENTE NADA! Bájense de esa nube.

Espero que esta pequeña guía les sirva de algo. No me disculpo si los he ofendido de alguna manera. (Si se sienten ofendidos porque les toqué alguna fibra sensible, ustedes son el problema). I regret nothing!

 

 

*Este post va dedicado a Chris que, a pesar de ser muy tímido, se me acercó y consiguió que salga con él.

**Esta guía, obviamente, no está pensada con la pequeña circunstancia de que estamos en PANDEMIA, así que les toca arreglárselas para que les funcione con todas las medidas de distanciamiento y bioseguridad... Stay safe y usen SIEMPRE mascarilla!