lunes, 11 de abril de 2011

DESAHOGO

Normalmente no escribo de experiencias tan personales, ni de sentimientos que yo tenga tan arraigados dentro de mí. Bueno, tal vez estoy mintiendo, creo que sólo escribo de eso, pero trato de camuflarlos un poco. Hoy tuve un muy mal día y creo que contarselos sería ideal para que entiendan un poco de la mente femenina y la manera en la que deberían responder si se topan con alguna de estas situaciones. Trataré de describir todo al pie de la letra sin omitir ninguno de mis pensamientos, mientras pasaba cada cosa. La mente de las mujeres tiende a enredar todos sus pensamientos y a conectarlos de manera muy particular.

Me levanté pensando que éste sería un día común y corriente, ni bueno, ni malo, simplemente común. Pero no podría estar más equivocada. Cabe recalcar que NO estoy en mis días, ni por llegar a ellos. Así que el factor hormonal no juega ningún papel importante en mi comportamiento. Prosigo. Alrededor de las 12 del día llegó una visita, de esas que te rompen la tranquilidad de la vida cotidiana. De esas que te hacen sentir como que te estuvieran peñizcando las bolas, o el pecho en mi caso. La “mejor amiga” de mi hermano, una muchachilla tan insoportable como ella sola, había venido a visitarlo. La describiré brevemente, para que vean por qué, como cualquier hermana mayor, persona en su sano juicio adoradora de la privacidad de su hogar, o cualquier moradora del mundo, esta niña no me llega a simpatizar mucho. Es una peladita de unos 20 años, bien fea (de las que se creen guapísimas), con dinero, con una voz particularmente molesta, medio vulgarzona en su manera de hablar, vestir y actuar y particularmente CHINCHE.

Normalmente uno, en su casa, anda vestido como le da la gana, dice lo que le da la gana, actúa como le da la gana. Y, aunque vivo en la casa de mis padres, dado a que ellos no pasan en el día aquí, yo soy la que se encarga de todo lo que se debe hacer aquí. Doy órdenes a los empleados, veo a los niños, superviso la cocina (los días que no cocino yo), veo que todo vaya acorde a los gustos de mi mamá. Mi hermano, estudiante de medicina, nunca pasa en casa, así que realmente su opinión no cuenta en casi nada de lo que se haga aquí. Pero, como esta semana está de vacaciones, obviamente tenía que haber algún tipo de acontecimiento involucrándolo a él. Esperé a ver si la niña en cuestión se iba a su casa antes de que llegaran mis hijos de las escuela, pero no fue así. No es que me moleste tanto la peladita esta, el problema es que, cuando hay visitas en casa, obviamente no tenemos el mismo grado de libertad de cuando estamos solos o con los miembros que conforman tu familia. Así que me aguanté un rato a ver si se iba. Llegó mi hijo mayor y la niña no se iba. Bueno seguí con mi rutina sin bajar a la sala o a la cocina.

Normalmente suelo andar sin ropa interior en mi casa. Por lo que se me hace INCÓMODO que esté alguna persona de fuera. Por eso me quedé arriba. Pero es MI CASA, y a menos que mi madre o mi padre me digan algo, no tengo por qué regular mi manera de ser por culpa de ninguna “aparecida”. Lo peor era que mi hermano estaba jugando wii con mi hijo y la niña estaba en la cocina, cual si esta fuera su casa. Cuando se acercaba la hora de que llegara mi hijo menor me tuve que vestir para ayudarlo a bajar del expreso y la niña seguía aquí. Me hice la tonta, la saludé de todas maneras y salí a ver a mi cholo. No bajé antes porque el mayor ya se baja solo del expreso, entra a la casa y sube donde estoy yo. Y fue en ese momento donde comenzó un evento poco placentero, no solo para mí, sino para todos los que estaban en la casa en ese momento.

Cuando salí de la casa escuche el llanto desconsolado de mi hijo menor. Los gritos fácilmente se podían escuchar hasta afuera del mi conjunto residencial y más allás. No tengo idea de por qué, pero gritaba que lo lleven a la casa de su papá. Él normalmente, pasa los fines de semana donde su papá. Y hasta ahora no había tenido ningún problema con eso. No sé qué pasó hoy, pero el berrinche ya hizo que se me pelen los cables. Lo bajé del expreso entre llantos y gritos. Tuve que, literalmente, arrancharselo de los brazos a la chica que los va cuidando en el expreso, porque se había agarrado con los pies a la pierna de ella. Lo cargué, traté de calmarlo y no tuve ningún buen resultado. Obviamente mi paciencia estaba ya por acabarse. Sin mencionar que se me rompía el corazón cada vez más con sus gritos de que quería ir a la casa de su papá. Con todo esto en mi mente , traté de meterlo a la casa y se negó. Obviamente hubiera necesitado ser un poco más severa con él, pero como tenía “compañía” me sentí un poco avergonzada. Así que lo dejé haciendo el berrinche en la acera y entré yo sola a la casa. Le dije a mi abuela que no lo vaya a ver, lo mismo hice con mi hijo mayor que ya estaba viendo qué era lo que pasaba. Entré al cuarto de mi hermano y le pregunté que a qué hora se iba esa niña, porque yo no podía hacer nada, no podía pegar un grito, no podía hacer nada porque estaba ella aquí. A lo que mi hermano me respondió: “Entonces no grites, esta no es tu casa”.

Comprenderán que como HULK, en mi mente cinematográfica, se me comenzó a subir la sangre a la cabeza y me comenzaba a poner de color verde. Me hice la desentendida, cogí a mi bebé haciendo berrinche, lo llevé al cuarto, le saqué la ropa y le prendí el aire acondicionado. No le grité, no le pegué, sólo le dije: “No quiero escucharte llorar más. Si quieres duérmete, haz lo que quieras, pero no sales de este cuarto hasta que no dejes de llorar. Ya estuviste en la casa de tu papá ayer y no puedes ir de nuevo porque tu papá está trabajando.” Cogí el uniforme y me fui. Al rato se quedó dormido. Bajé por fin al almorzar. Y adivinen, la niña seguía aquí (¬¬). Me encerré en la cocina con mi abuela a comer. Tratando de descifrar qué había desencadenado ese comportamiento de mi hijo. Cuando recibí la llamada de la suerte. Antes de subir al bebé al cuarto llamé a su papá a ver si por alguna razón pendeja él había ido a verlo a la escuela. Fue la única opción valedera que se me ocurría, ya que él no había ido a su primer día de clases. Pero no contestó. Entonces me estaba devolviéndo la llamada.

Le pregunté del asunto y me dijo que no había ido a verlo. Tratando de calmar mis ganas de mandarlo a la punta de un cuerno, le dije muy amablemente, que por favor me ayude con eso hablando con el bebé y controlando que la vieja de mierda de mi suegra no le metas ideas estúpidas en la cabeza. Aunque, mi suegra siempre me quiso mucho, es número uno para decirle a mi hijo las típicas frases de: “en el colegio te van a pegar”, “no te dejes pegar”, “pegále a cualquiera si te pegan o te molestan” o haciéndole las típicas preguntas que sugestionan y manipulan a los bebés como ¿tu mamá te pega?. Pero bueno, al inútil éste, lo mejor que se le ocurrió fue contestar, haciéndose la víctima: “pero, Manuela, tú sabes bien que tu otro hijo le pega”. A veces no sé si la gente ES BRUTA O SE HACE. Dios, ¿en qué cabeza se le ocurre contestar alguna de estas estupideces si me oye que estoy estresada? Obviamente mi calma aparente se fue al piso en ese momento. Y volvió a mi cabeza todo el estrés de conseguir dinero, sin tener que pedirles a mis padres, para matricular al bebé en la escuela, comprar útiles, uniformes, etc. Y le mandé todo el discurso de cómo YO SOLA me hago cargo de él, YO SOLA lo cuido, YO SOLA veo cómo carajos lo mando a la escuela. De cómo él no me pasa ni un centavo y que POR LO MENOS en eso debería apoyarme. Porque YO soy la madre y NO la vieja puta de la madre que le cuenta cualquier historia estúpida que cae en su cerebro de vieja chismosa. Porque, para colmo de males, él ni siquiera pasa tiempo con su hijo porque trabaja como burro (según él) para ganar un sueldo de mierda, del cual yo no veo ni un centavo, ni me interesa que así sea. Y así le cerré el teléfono.

Volví a sentarme a tratar de almorzar tranquila nuevamente. Cuando hizo su magistral aparición mi queridísimo hermano. Para esto, cabe recalcar que mi hermano está midiendo más o menos 1.75cms. O sea que me gana con dos cabezas. Nunca peleo con él. Trato de no hacerlo porque, obviamente, no estamos a la par. Por suerte, la niña fastidiosa, que sólo puedo pensar está enamorada de mi hermano, ya se había ido, así que podía irme en banda si era necesario. Mi hermano quería saber si estaba usando la computadora, a lo que respondí que sí, de una manera no muy amable. Pero luego de su “display” del teatro de querer hacerse el “macho alfa”, es comprensible. A lo que él, en vez de tratar de aligerar mi humor, trató de hacerme sentir peor. Me dijo primero que me calme. Mi hermano, menor, es muy maduro, no lo niego. Y siempre se jacta de que mis posts no sirven con persona “como él”. Pero por lo visto, no tiene ni la menor idea de cómo tratar a una mujer. NUNCA se debe decir a una mujer, alterada como yo estaba, que se calme. Y mucho menos en el tono que él utilizó. Algo así como tratando de hacerse el “zen”, nada me molesta, nada me afecta. Seguido del CALMATE, vino otra pregunta disparada para molestarme más: ¿cuántos años tienes? ¿5?.

Y es así como, luego de varios meses de estres, por diferentes razones, por fin EXPLOTÉ. En medio del discurso de que es mi problema y sólo mi problema, si me comporto como si fuera de 5, 10 o 15 y que él no tiene nada que ver ahí, me puse a llorar. Y luego de eso siguió el detonante de una bomba nuclear. Una burla: “Ohhhhh llora, llora”. En ese momento me sequé las lágrimas, me levanté y le pegué tres puñetes. Normalmente, un golpe de una mujer no les duele mucho. Pero yo, en mis 1.50 de estatura, tengo fuerza como para noquear a un hombre o mujer el doble de mi tamaño. Y, con el antecedente de haber tenido un matrimonio con bastantes demostraciones pastuzas de cariño, sé muy bien cómo dar un golpe. Con toda la rabia que tenía dentro, los golpes hicieron que se le salieran las lágrimas. Le pegué con toda la fuerza que podía emplear. Obvio que no es algo de lo que me enorgullezco, porque no me gusta tener este tipo de encuentros con él, pero no pude más. Luego de ésto lo único que pude hacer fue fumarme un cigarrillo y tragarme un litro de nestea, a ver si se me pasaba el coraje.

Para una mujer hay varios tipos de liberar el odio o el coraje. Está comer, fumar, hacer ejercicios y, obviamente, hablar de eso. Así que le escrbí a alguien que pensé que me iba a escuchar y le dije que me llame. Mientras le contaba lo que había pasado, comencé a llorar nuevamente en el teléfono. Mientras hablaba se escuchaban voces alrededor de él, a lo que no le presté mucha atención. Pero luego, en medio de lágrimas y todo me dice: “al rato te llamo” (¬¬). A veces no sé, si realmente los hombres son suicidas, o es que no saben NADA de una mujer. A lo que pensé: “Bueno éste no tiene la culpa de nada así que no se merece que me desquite con él.” Pero PUTA MADRE ¿qué te cuesta escucharme 10 minutos? Es lo único que pido, que por 10 minutos YO sea prioridad. No creo que sea mucho pedir. Yo nunca pido nada más. Me adapto a un montón de situaciones nuevas para mí. No soy para nada exigente. Después se quejan de que no me abro con nadie. PUES AHÍ ESTÁ SU RESPUESTA. Cuando quiero hacerlo no me prestan atención, o HAY COSAS MÁS IMPORTANTES QUE YO.

Bueno, tratando de calmarme le dije que mejor no me llame, que iba a tratar de desahogarme por otro lado. Me acosté al lado de mi hijo dormido, lloré como magdalena un poco y traté de calmarme. A los 10 minutos se despertó y siguió llorando. Lo que, obviamente, me hizo llorar más a mí. Me levanté, lo volví a dejar llorar sólo. Y es así como, con una mezcla maldita de sentimientos, me puse a escribir. Acostada, junto a uno de los amores de mi vida, pensaba cómo este ser que tanto amaba me podía causar que se me rompa el corazón sin querer. Pensaba en todas las malas decisiones que he tomado en la vida, que eran lo que me hacían llorar ahora. Pensaba en que no tenía nadie que me escuchara para poder desahogarme. Pensaba en que no sentía apoyo de nadie en mi familia. Que nadie en la vida, apreciaba lo que yo hacía. Que tenía esta relación que no llega a nada y que, en los momentos que realmente necesito algo con más significado, no lo tengo. Y así una infinidad de cosas relacionadas a los sucesos de este día. La mayoría de mujeres no tienen este método de escribir para desahogarse. Así que si, en algún momento, alguien que quieren y la cual les importa, está molesta, no crean que es sólo por una cosa. Es más que seguro que son MILES de cosas. Porque, en nuestro cerebro TODO está conectado. Ahí acostada, escuchando a mi hijo llorar, me sentía triste, arrepentida, frustrada, feliz, sola, impotente, TODO EN UNO. Las mujeres somos un combo de emociones. No lo olviden...

jueves, 7 de abril de 2011

BYE BYE KITTY

Saludos, mis queridos lectores. Creo que éste será un post un poco corto. Les contaré una pequeña historia. Un poco de verdad y un poco de mentira. La vida, para mí, es una eterna metáfora. Hace, más o menos, tres meses adopté un pequeño gatito. No tienen idea lo feliz que estaba. Este gato me ha hecho la vida muy feliz. Muchas veces subestimamos el poder de la buena compañía. Realmente me he encariñado muchísimo con este pequeño animalito. Lo único malo es que no puedo quedármelo por varias razones.

Desde el principio supe, que él no iba a estar conmigo mucho tiempo. Por esta razón traté de no encariñarme con él. Pero ha pasado el tiempo y este animalito ha pasado a ser parte importante de mi vida. Me encanta que esté conmigo, me encanta acariciarlo, me encanta pasar mis dedos entre su pelaje. Adoro que esté siempre rondándome, este minino, parece más un perro guardián. Siempre viendo dónde estoy, averiguando qué estoy haciendo. No tienen idea cómo adoro a ese gato.

En este momento, realmente, no concibo mi vida sin mi precioso gato. Lo adoro y no quisiera tener que dejarlo. Pero, así es la vida, y lo bueno dura poco. He tenido otros animalitos antes, pero ninguno como éste. Hemos creado un lazo verdaderamente increíble. Claro, es lo que creo yo, porque obviamente no puedo saber qué piensa un gato. Muchas veces parece que me entiende y con su manera de comportarse, me hace pensar que él me quiere de igual manera en que yo lo quiero a él. Pero como mi gatito no habla, nunca sabré qué piensa él. Pero yo, en serio sufro al pensar en el momento en que tenga que dejarlo ir. Me preocupa quién vaya a cuidar de él, quién lo va a mimar.

Como dije anteriormente, ya he tenido muchos animalitos, pero, en este momento, éste gatito, es especial. No recuerdo haber pensado eso de algún otro animal. Siempre ha habido algo mal con mis otros animalitos, eran muy mal genio, no eran tan cariñosos, no me prestaban mucha atención, o simplemente, no me gustaban tanto. El único problema ahora, con este gatito, es que no puedo quedármelo. Por mis hijos no puedo. Vivo esperando que por alguna razón, las circunstancias cambien y pueda quedarme con mi gatito, pero dudo que pase. Así que, estoy como cuando sabes que alguien va a morir. Estás preparado para ese adiós, pero sabes que igual te dolerá un mundo. Pero como dije, así es la vida y estos meses con esta compañía han sido espectaculares. Y lo extrañaré mucho. Espero que él también me extrañe a mí. Y encuentre una dueña que lo cuide como yo.