“Sólo le pido a Dios que el dolor
no me sea indiferente. Que la reseca muerte no me encuentre vacía y sola sin
haber hecho lo suficiente…”
Mercedes Sosa
A principios de este año comencé,
con el equipo de detección y asignación de Techo, la búsqueda de comunidades dentro
de Guayaquil para implementar nuestro proyecto. Me parecía raro que no hayamos
podido, hasta ese entonces tener un asentamiento cerca de nuestro casco urbano.
Por suerte la encontré y esta comunidad se ha quedado tan cerca de mí
físicamente, como dentro de mi corazón.
San Enrique, la primera comunidad
en que intervenimos dentro del Guayaquil, está justo atrás de la vía a
Samborondón. ¡Así es! Justo detrás de las lujosas mansiones y urbanizaciones
privadas de la zona con mayor plusvalía en Guayaquil. Y si bien es cierto se
encuentra ya en un lugar dónde no encontramos casas TAAAAN lujosas, a muchos
nos indigna el hecho de que ellos vivan sin servicios básicos, en casas de caña
a punto de caerse, mientras la gente, separada sólo por una pared de máximo un
metro y medio de alto, duerme en la noche sin saber que esta realidad existe, o
hace como que no existe.
No creo justificable que, aunque
somos un país del tercer mundo, debamos aceptar o ser insensibles ante estos
casos. Mientras los municipios se enriquecen con el impuesto a los predios de
estas urbanizaciones, no se inmutan al saber de esta otra mitad que vive atrás.
Me enfurece sobremanera saber que mis familias tienen que esperar que aparezca
el tanquero, con suerte, cada quince días. Me pudre saber que los niños deben
estudiar en una escuela que está al lado de un establo donde hay vacas y
cerdos; deben oler todo el día la podredumbre del excremento de los animales,
ensuciarse los zapatos en los mismos, para poder llegar al centro de estudio.
Yo vivo a 2kms de San Enrique y
me recrimino por no poder hacer más por ellos. No entiendo cómo puede haber
TANTA gente viviendo frente a esta realidad y no preocuparse por hacer NADA.
Viven anestesiados inmersos en sus propios mundos. No terminamos de entender
que hasta que TODOS avancemos juntos, este país no avanzará. Así de simple.
No es cuestión de creencias
religiosas o morales. Es cuestión de sentido común. O somos una masa, viviendo
todos bien, o somos un país lleno de riquezas que no se puede mover a ningún
lado por las inmensas diferencias sociales y el rencor entre clases. La injusticia
reina en este lugar y hasta que no nos convirtamos en creyentes de esto,
seguiremos en la misma mierda. Lo siento si lo digo de manera tan cruda, pero
es que a eso exactamente hemos llegado.
El país no se mueve porque se les
regala un bono a los pobres, el país se mueve cuando nos demos cuenta de que
todos somos iguales y TODOS merecemos vivir en las mismas condiciones. ¿Por qué
el que vive en villa club tiene derecho a tener alcantarillado o red de agua
potable y el que vive atrás en San Enrique no puede? Pueden pagar los servicios
porque son gente trabajadora. Pero me imagino que a la empresa privada no le
conviene la inversión porque no les van a ayudar a enriquecerse. Y el municipio
es tan inútil que obviamente no posee, o dice no poseer los recursos necesarios
para hacer obras públicas.
No me extrañaría que en un par de
años estas ciudadelas quieran ampliarse y quieran sacar a las familias de San
Enrique. Pero ahí estaré yo. Para guiarlos, para que no los engañen con tratos
que a ellos les puedan parecer beneficiosos, pero que, a la larga, los siga
manteniendo en la pobreza. Yo estaré ahí así tenga que ponerme en frente de una
retroexcavadora para evitar que les dañen su pequeña comunidad, su hogar.
Y es por eso que este 20 de
Octubre estaré en Quito. Protestando por esta realidad. Gritando desde lo más
dentro de mis entrañas, el dolor y el enojo que siento cuando veo la injusticia
en que viven TRES MILLONES de ecuatorianos. ¿Por qué están olvidados? No puedo
permitir que las historias de estas personas sigan enterradas en la parte de
atrás de la carretera. NO LO VOY A PERMITIR. No dejaré que mis hijos crezcan en
una burbuja sin conocer lo afortunados que son. Que crezcan sintiéndose
responsables de agradecer con acciones las oportunidades que han recibido.
Quiero que todo el mundo sepa que DEBEMOS despertar del letargo que nos crea la
rutina de ver el lado bueno de la ciudad y empecemos a preocuparnos por los que
están detrás. Por lo que no se ve.
Porque el progreso es
responsabilidad de TODOS. No sólo de unos cuantos, no sólo del gobierno. Si no
cambiamos nuestra mentalidad NO AVANZAREMOS…
Si tienes estas mismas ansias de
denunciar la situación tan injusta en que viven tantos ecuatorianos te invito a
sumarte a este #movimientoTECHO. Estaremos en Quito el 20 de Octubre
protestando y alzando nuestras voces contra la desigualdad.
“Te quiero como quieres, me quieres como puedes, no quiero
seguir queriendo así…”
Algunos reconocerán la letra de
esa canción. No me juzguen, cuando uno está en estado de depresión las letras
de Arjona son las que más te invitan a cortarte las venas, junto con algunos
otros autores. En algún
momento leí que cuando estás triste tu cerebro te indica que escuches música
depresiva, pues busca un poco de empatía a lo que estás sintiendo.
Mucho de lo que escribo se ve
inspirado por mis experiencias. Muchas buenas, muchas malas y están éstas que
son las peores. Las que te obligan a tomar decisiones que, no siempre, son las
más placenteras.
Pero bueno, Arjona solo ha
inspirado el título de este post. Creo que la canción que mejor refleja lo que
estoy pasando es “Eso” de Alejandro Sanz.
Sí, este post trata de cuando, aunque
estás feliz con alguien, no es lo que quisieras que fuera. Tal vez el ser
humano o las mujeres, no se, tenemos más claro cómo son las cosas. O tenemos
esa manía de querer cambiar todo. No sé cómo llamarlo. El asunto es que, estoy
segura de que muchas y muchos, habrán tenido este mismo problema en algún
momento de su vida.
“Primero, que tú has sido para mi
lo más grande en este mundo. Yo que fui lo que tú digas… Dos, que alguna vez
quisimos compartir el breve instante que es la vida. Y tres, que hoy yo vivo en
la ruina de un silencio que va dejándome sin voz…” En la vida existen etapas.
Etapas para divertirse y no tomar nada serio. Etapas dónde ya buscas una estabilidad
visible en tu vida. Etapas dónde sólo quieres descansar, etc. Es muy difícil
encontrar a alguien que esté realmente en la misma etapa en que tú te
encuentres. Yo, por ejemplo, me encuentro en la etapa en que me he cansado de
andar pajareando y estoy buscando un sentido de estabilidad en mi vida. Es raro
en alguien de mi edad haber llegado tan pronto a esa etapa. Ya me cansé de
farrear, de beber hasta no saber ni cómo me llamo. Simplemente, la vida, se ha
encargado de hacerme madurar más rápido. Tal vez será que, como madre, no me
puedo dar el lujo de preocuparme por cosas un poco más vanales. Necesito una
relación adulta. Así como lo leen, adulta. Sé que soy inmadura todavía en
muchas cosas y es por esto que necesito alguien que me ayude con mis falencias.
Que esté ahí para levantarme si me caigo. Que me ponga el hombro para llorar y
que me ayude a subir el ánimo luego. No muchos están dispuestos a eso.
Y es así como cada uno de
nosotros tiene situaciones diferentes que hacen de nuestras vidas algo un poco
complicado. Con tanta porquería nueva que hay en nuestra sociedad, ya hay muy
pocas personas que pueden tener la dicha de no haber cometido ningún error
sustancial, que lo haya puesto en una situación diferente a la de los demás.
Quiero decir que pocos pueden decir que no han metido la pata en ningún aspecto
de su vida. Y los que la han metido, obviamente estarán inseguros de los pasos
a seguir para rectificar los errores cometidos. En cuanto a relaciones, cuando
estás en una etapa de “joda” no te importa nada. Simplemente te lanzas y ves
que sale. Cuando estás en una etapa como la mía, ya eres más cuidadoso. No te
abres realmente a nadie a menos que sea excepcional.
Pero ¿qué pasa cuando te
equivocas? No sé si idealizamos a las personas o tal vez queremos que sean de
otra manera. Ése es el problema. Ahí comenzamos a querer cambiarlos. Y ¿qué
pasa cuando son “perfectos” sólo que no están en la misma etapa? De eso
exactamente este post. De cuando estás locamente enamorado/a de una persona a
la que le darías todo, porque se lo merece, pero que en ese momento no quiere
las mismas cosas que tú o que no entiende todavía las mismas cosas que tú. De
esas decisiones difíciles hablo. ¿Qué hacer? Si estás con una persona que no
quiere lo mismo que tú. Que sabes que alejarte te hará daño, pero estar ahí
también te hace daño. QUE NO TE QUIERE COMO QUIERES, SINO QUE TE QUIERE COMO
PUEDE.
Es difícil querer así, hasta con
el último átomo de tu cuerpo. Querer de manera que te duele la ausencia. De ese
dolor físico que te produce ansiedad. Es difícil. Y es más difícil aceptar que,
aunque amas a esa persona, no te hace bien estar con ella/el.
“Verdad que soy difícil pero he
sido para ti lo único profundo…” En este desfase de etapas, ¿cómo lidiar con
cosas para las que no estamos preparados? No hay cómo. Si no estás preparado no
hay cómo. Es imposible obligar a alguien a que, de un momento a otro, entre a
una etapa diferente a la que se encuentra. La etapa de joda tiene muchos pros,
te diviertes mucho, tal vez sean los días que más recuerdes en tu vejez. Las
locuras que haces, los momentos inolvidables. Pero en cambio la etapa de
estabilidad tal vez te de más riqueza emocional. Te dará momentos que serán,
tal vez, lo que quieras para toda tu vida. Una relación en la etapa de joda,
será tal vez la más bonita que recuerdes hasta viejo. Pero una relación en la
otra etapa, será la que conserves para toda tu vida.
Una persona en etapa de joda
busca a otra para pasar un buen rato, puede ser en una relación, vacile, etc.
Pero busca alguien con quien salir, una compañía, un compinche, un acolitador.
En etapa de estabilidad, buscas a alguien con quien compartir tu vida, con
quien pensar en un futuro. Buscas para no buscar más.
Cualquiera de las dos etapas son
naturales en el ser humano. Y se deben disfrutar cada una de ellas. No creo que
ninguna de las dos esté mal. Simplemente te llegan. El hombre va madurando y va
llegando a la etapa que le corresponda. No hay manera de saltárselas o
apresurarlas. Ahí viene el problema. Pasa muchísimo porque las mujeres maduran
más rápido que los hombres. Pasa que una chica está en una etapa y el otro
todavía está en la anterior. O al revés, te encuentras un tipo que se quiere
casar, pero tú estás pensando en otras cosas. Ahora realmente entiendo una relación
que tuve hace poco. Él, obviamente mayor a mi, quería casarse máximo en 2 o 3
años y estaba buscando alguien que le siga el ritmo. Obvio lo mejor que se pudo
hacer fue terminar, porque no podíamos obligarnos el uno al otro a hacer cosas
para las que no estábamos preparados.
“Y yo guardándome el secreto…”
Cuando encuentras a alguien que es perfecto para ti pero que no está en tu
etapa, ¿sigues con él/ella aunque te hace daño que no quiera lo mismo que tú o
prefieres esperar solo? Es un
win win situation… Ok un lose lose situation. Algunos prefieren sufrir
en silencio. Y está mal. Guardar tanto malestar está mal. Yo prefiero sufrir
sola un tiempo, que recriminar durante años a un hombre porque no me da lo que
yo quiero.
Les explico de manera más puntual
el asunto. Yo, por las vueltas que da la vida, he aprendido a pensar siempre en
función de otra persona. Esto no quiere decir que dejo de lado lo que quiero,
para nada. Quiere decir que tomo cada decisión en consideración de la persona
con la que estoy. Soy egoísta muchas veces porque me he ganado el derecho de
serlo, pero en las cosas mutuas, que podrían afectar de una u otra manera a mi
pareja, prefiero pensar antes en él para decidir. Es lo normal en la etapa en
que me encuentro. Eso lo aprendes cuando ya tienes un compromiso serio. Ese
compromiso casi instantáneamente se adquiere con el matrimonio, vivir juntos,
etc. Como yo ya estuve casada, ya tengo inherente a mi esa aptitud de pensar en
función de dos, en vez de sólo mía. Yo entiendo que una persona normal, de mi
edad, que no haya pasado por lo que yo he pasado, no tiene por qué tener esa
aptitud. Porque el instinto de quedarse con una sola persona para el resto de
tu vida llega más tardecito, y mucho más en los hombres. Por eso mi padre
siempre me dijo que saliera con viejos, que puedan cuidarme y enseñarme. Como
siempre, las cosas nunca son como quieres que sean…
“Lo que no entiendo es que ahora
vengas otra vez a prometerme una vida entera pero a tu manera…” Aquí viene el
momento en que se contradicen muchos sentimientos. Queremos seguir juntos pero
sabemos que no funciona, que siempre existirá el conflicto de querer algo más.
Como dije, no hay como obligar a alguien a que se salte una etapa, pero también
es muy difícil sufrir por no tener lo que quieres. Sufrir porque no te quieren
como quieres. Muchos pensarán que el amor es paciente, el amor hace todo. Sí,
pueden tener razón. Una persona enamorada hace de todo por hacer feliz a la
otra, pero muchas veces no puede. Simplemente no puede porque no entiende lo
que quiere la otra. No está en él/ella. No le nace. Y esto no es algo malo.
Como dije anteriormente, en cada etapa aprendes cosas nuevas. Es imposible que
a una persona en etapa de joda le nazca la necesidad de pasar cada instante de
su vida con una sola persona, se estaría perdiendo de mucho. No es que son
malos, sino que no están preparados para esta otra etapa. No son insensibles,
simplemente su cerebro no está programado para eso. Digamos que no les ha
llegado la actualización de sentimientos. No es su culpa y tampoco podemos
forzar la actualización porque se puede dañar el sistema. Creo que es la mejor
metáfora que pude proponer.
Pero no por querer seguir juntos
y evitarnos el dolor de separarnos, seguiremos prometiendo y tratando de
cambiar a la otra persona. Eso ocasiona más daño al final. No vas a poder abrir
nunca un archivo de Word nuevo en una pc vieja que no tenga modo de
compatibilidad. Tratar de forzar esa relación puede resultar en daño del
software. Así de simple. A veces es mejor aceptar no estar juntos en vez de
hacernos daño por buscar algo que no podemos tener.
Al final será lo que Dios, Jebus, Alá, Buddah, quiera. Si esa persona está destinada a estar contigo, la iluminación le llegará pronto. Sino te llegará a ti para tener paciencia. O sino conocerás a alguien que esté en tu etapa, que te quiera como quieras...
“Ya no te busco entre las nubes,
ni me enfrento a tempestades, ya no me importa si me quisiste, porque en mis
sueños yo te tuve… Además hay gente que no consigues olvidar jamás, no importa
el tiempo que eso dure.”
Esta vez realmente no sé cómo comenzar. Tengo tantas ideas regadas en mi
cabeza acerca del TECHO. Tantos sentimientos que me inundan, que la verdad no
sé cómo describir. Creo que el ejemplo más cercano que puedo darles de lo que
es esta experiencia es que es casi lo mismo que estar enamorado secretamente de
alguien. Sentir ganas de gritar y que tus palabras no se escuchen. Sentir el
corazón que se te quiere salir, sin poder demostrarlo.
El TECHO ha venido a formar parte primordial de mi vida. Es la realización
material de todos mis sueños y todo el potencial que he tenido siempre en mí
dormido.
Desde que tengo memoria he querido hacer con mi vida algo más allá de lo
normal. Algo que cambie la vida de miles de personas. Por experiencia de mi
padre y la mía propia, he sabido siempre lo que es no tener las mismas
oportunidades que otros. Sea para bien o para mal, me ha ayudado a crear un
instinto que no sé describir. Algo que combina rabia, insatisfacción y ganas
infinitas de demostrarle al mundo que hay un futuro mejor. Escogí estudiar
derecho no para ejercer como abogada, sino para tener bases para hacer una
diferencia en el gobierno. Porque las leyes son lo que nos controla a todos y
sus reformas son las que nos permitirán avanzar o no.
Así como es estar enamorado y no poder gritar al mundo tus sentimientos, es
tratar de concientizar a una sociedad completamente desensibilizada. Vivimos en
un mundo dónde la pobreza se ha convertido en parte del paisaje, dónde creemos
que los pobres son pobres porque quieren serlo. Mientras vivimos rodeados de
lujos, porque para 400.000 ecuatorianos el agua potable, la luz eléctrica, el
alcantarillado, la educación secundaria, son lujos; no nos damos cuenta lo que
está más allá de nuestras narices.
Y es esta esperanza conjugada con rabia que me hace seguir trabajando.
Rabia por nacer del otro lado y no poder hacer más por ellos. Rabia de saber
que hay muchos que duermes plácidamente en la noche, seguros, cómodos, mientras
otros no tienen la misma oportunidad. Esperanza de, así como 1555 familias en
Ecuador hoy tienen un lugar digno donde vivir, muchas más podrán tenerla
también si seguimos trabajando juntos.
En este año trabajando en el TECHO he conocido a mucha gente. Gente que
entiende el proyecto, gente que no le importa un carajo y va por novelería,
gente que regresa, gente que nunca más aparece. Pero tengo la satisfacción de
que aunque sea uno regresó, se interesó y quedó encantado con este proyecto.
Y seguiré trabajando, aunque mis padres no entiendan cómo trabajar sin
descansar sin sueldo me hace feliz. Seguiré porque espero que en 10 años mis
hijos puedan seguir con mi trabajo. Porque, muy aparte del amor que desarrollas
hacia las familias, todo esto lo hago por mis hijos. Porque quiero que
entiendan que no porque no vean gente pobre, significa que no existen. No
porque ellos tienen lo mejor, significa que todos lo tienen. Porque quiero que
valoren todo lo bueno de la vida, conociendo lo mala e injusta que puede ser a
veces. Y quiero que no tomen a la ligera los problemas que tal vez están lejos
de ellos. Quiero heredarles un mundo que, si bien es cierto no es perfecto,
pero cuando yo lo tomé en mis manos era peor.
No sólo quiero que se enorgullezcan de mí. Quiero que ellos hagan lo mismo.
Quiero que ellos puedan estar el día en que en el Ecuador ya no exista la
extrema pobreza…
Puede que muchos lean esto y viren los ojos o simplemente no le presten atención. Estoy consciente de que no puedo pedirles que sientan lo mismo. Pero sí puedo pedirles que lo prueben. Así como antes no te gustaba el sushi y ahora vas cada fin de semana. Así como todos le hacen mala cara al brócoli, pero un día se los sirvieron de una manera en que no podían parar de comer. Así... No se pierdan de probar nuevas cosas sólo por miedo a que no les guste. Pruebenlas y luego decidan si les gusta o no. En el proceso pueden hacer felices a muchas personas.
Yo te puedo decir qué es el TECHO en cifras. Puedo hablarte de en cuántos países estamos. Puedo contarte la misión, visión, objetivos y todo lo que pretendemos hacer, nuestras maneras de intervenir. Y al final, tal vez la mejor explicación la hallarás viviendo la experiencia. La experiencia de entregar una casa, de jugar con niños, de hablar con alguien que, tal vez piensas que no puede enseñarte nada, pero termina enseñándote de todo. De por un fin de semana o un día solamente, dejes tu vida cómoda para sentir en carne propia como viven miles de familias.
Si puedo invitarlos a ser jefe de punto para la Colecta anual del TECHO este 29 y 30 de Junio. Sólo en un día sacrificado, pueden ayudar a miles de familias que viven con menos de 1.20$ al día.
Hace un tiempo quise escribir a
cerca del terror de las ex’s, pero debo confesar que me ahuevé en ese momento.
Ahora tengo la oportunidad de hablar de esto que, más de una vez, nos ha
molestado a muchos. Estos bichitos que pican y pican hasta que uno tiene la
necesidad de matar. Sí, hablo de los ex’s, de las perrillas, los buitres, etc.
Este post les dará un inside a la mente femenina para que entiendan finalmente
una cosa, hombres y mujeres no piensan igual. Así que antes de tomar una
decisión, cualquiera que sea, consulten!
Quiero comenzar con una
interrogante: ¿qué mierda tienen en la cabeza estas personas que se acercan a
alguien que ya tiene pareja? Y bueno, hay casos y casos. Tal vez entiendo este
tipo de comportamiento cuando la persona a la que se acercan tiene una relación
que no sirve para nada. Por último ahí la culpa no es de la persona que se
acerca, sino de la que se deja acercarse (tema que tocaré más adelante).
En primera instancia quiero
hablar de estas personitas que tratan de hacernos la vida imposible, sea como
sea. De las/los ex’s. Debemos comenzar señalando el hecho de por qué son ex’s.
No terminan de entender que si ya no están en la vida de alguien es por algo. Y
con esto, tenemos varias clases de ex’s. Pero creo que las locas, desubicadas
son las peores. Y tengo la triste mala suerte de que, siempre que estoy bien en
una relación, aparece una maldita ex a joder la existencia. Y el problema no es
tanto la ex desubicada y loca que se aparece a molestar, sino como reaccionan
nuestras parejas.
Muchos hombres creen que
ocultándolo, el problema se va a ir. Piensan que así nos cuidan, que nos protegen.
Primero que nada, ya deberíamos aprender que en esta vida nada se puede ocultar
para siempre. Todo se termina sabiendo. Peor cuando se trata de mujeres. ¿A qué
me refiero con esto? Que los hombres deberían grabarse en la cabeza, que
nosotras tenemos un sexto sentido. Sabemos que pasa algo, porque nos huele mal
a kilómetros. Segundo, por lo menos yo, no necesito que me cuiden de perritillas
desubicadas. Sí, quiero que me cuiden de otras cosas, me quiero sentir
protegida, pero no de esto. No necesito protección para zorras, las puedo
manejar muy bien. Una buena puteada nunca le ha hecho mal a nadie. Y, seamos
honestos, los hombres nunca saben cómo manejar estos asuntos, por más que digan
que sí pueden. Por último el hecho de que nos oculten el asunto es lo que más
nos molesta, no tanto el que esté la desubicada jodiendo.
Ahora para ser justos, vamos a
ponernos en los zapatos de las perritillas. Ok, digamos que no se pueden
olvidar de este hombre tan hermoso que tuvieron a su lado. Pero POR FAVOR
entiendan que ya tuvieron su oportunidad. GET OVER IT!!! Tengan algo de amor
propio o para siempre van a ser las ex’s locas a ojos de todo el mundo. Sea
cual sea la situación ustedes nunca serán las víctimas, porque ustedes son las
que están interfiriendo. No sean mal llevadas.
El segundo problema que nos va a
molestar siempre, lo enfocaremos un poco de lado psicológico social. Los celos.
Un hombre puede ser el más fiel que existe, eso no lo niego, sí hay hombres
así. Eso no quita la posibilidad de sentir celos. ¿Qué son los celos? Pues nada
más y nada menos que el miedo a perder a la pareja. Desde cierto punto de
vista, los celos no son malos. Indican de algún modo que nos preocupamos por la
otra persona. Debe ser preocupante cuando dejamos de sentir miedo a perder a la
otra persona. Pero, así mismo, los celos pueden ser muy peligrosos cuando los
convertimos en una obsesión. Volviendo al enfoque psicológico social, en Latinoamérica
es muy común crecer con padres machistas, en entornos familiares- sociales sobreprotectores
y discriminadores de las mujeres. La mujer siente celos por una inseguridad
innata de nuestras personalidades. Aunque la mujer latinoamericana se
caracteriza por ser fuerte, batalladora, siempre va a haber un indicio de
inseguridad originado por la cultura machista en la que nos desarrollamos. El
hombre en cambio es celoso, en su mayoría, por esa imagen de macho alfa que
deben aparentar para hacer creer que su mujer/esposa/novia es de su propiedad.
Ninguno de los dos está bien, no lo niego, pero lo comprendo por infinitas
situaciones que me ha tocado vivir en carne propia y a través de terceros. Como
dije anteriormente, los celos no son malos, lo malo es cuando se convierte en una
obsesión. Como pasa con muchos novios “celópatas” que terminan matando; novias
que hacen escenas en lugares públicos; y obviamente las perritillas que no
aceptan que ya tuvieron su turno y no dejan vivir a nadie más.
Lo que me lleva a hablar del
tercer problema que es tan común en las relaciones de pareja: la gente mal
llevada. Aquí encajan las perritillas también y es el error más común que
pueden cometer los hombres al tratar de lidiar con ellas. Aquí por qué digo que
los hombres nunca pueden manejar estos asuntos. Las mujeres reaccionan distinto
a los hombres. A un hombre le dices: si sigues jodiendo voy a publicar en todas
las redes sociales que tienes el huevo chiquito; y dejan de joder por lo
general. A una mujer, primero no le puedes decir eso, y segundo si se lo
dijeras, poco le afectaría. A una mujer mientras más la insultes, más seguirá
ahí. Y aquí hay algo que ustedes no saben. La perritilla que regresa a joder,
no quiere hacerle daño al hombre, a su ex, quiere hacerle daño a la persona que
está ahora en su lugar. Así que, queridos hombres, entenderán que el pito no es
con ustedes. A una perritilla no le importará lo que ustedes piensen de ella,
no se sentirán amenazadas por ustedes. Una mujer sólo se siente amenazada por
otra mujer, nunca por un hombre, así que no crean que saben cómo manejar la
situación, porque no es así. En otro capítulo les contaré qué hacer para alejar
a la perritilla, ahora no porque creo que lo voy a tener que usar próximamente.
El otro tipo de gente mal llevada
y de los que hablaba al principio. La gente que está en una relación que no les
sirve para nada y que dan apertura a otras personas para llenar un vacío. Ok,
no se ni cómo comenzar a decir tanto que tengo que decir sobre este tema. Sé
que es muy difícil, MUY DIFÍCIL terminar con una relación que ha durado mucho
tiempo pero, si no está funcionando, ¿por qué martirizarse mutuamente? Será que
soy muy práctica, pero en serio prefiero vivir sin ti que vivir peleando o
vivir infeliz contigo. También entiendo lo difícil que es volver a confiar en
alguien después de una ruptura, pero no por eso tenemos derecho a convertirnos
nosotros en las perritillas. Hablando de este tema sólo en las mujeres, porque en
los hombres es muy diferente. Lastimosamente, la mayoría de hombres, gracias al
entorno machista en que vivimos y sus cualidades fisiológicas innatas, son unos
perros. Ya no lo pueden evitar, es su manera de ser, básica y visceral. No se
sientan ofendidos, no tienen la culpa. Lo explicaré con un solo ejemplo: si una
mujer recibe un mensaje de un número desconocido que dice “hola mami” lo
primero que hace es, o no contestar, o contestar “quién chucha es?”. Sin
embrago, un hombre que recibe uno de estos mensajes dirá “hola chiquita, como
estas?” etc. Seamos honestos, sabemos que es así. Pero bueno, este post no es
para hablar mal de los hombres, sino para que ellos entiendan lo que se nos
viene a la cabeza con sus actos.
Así que grábense esto chicos:
·Una mujer nunca pensará lo mismo que piensan
ustedes.
·Lo que más le puede molestar a una mujer,
después de que no sean detallistas, es que oculten cosas.
·Cuando hay perritillas cerca, EL PITO NO ES CON
USTEDES.
·Sólo una mujer saber cómo alejar a otra mujer.
·Si una mujer no termina con el novio por otra
persona mejor que él, aléjense!
Más que eso no los puedo ayudar.
Pero seguiré tratando de descifrarles el mundo femenino a mi punto de vista… Si
en algo no tengo razón, chicas, corríjanme…
Este es el momento que detesto realmente... Al día siguiente
de regresar de una constru y estar a dos minutos de renunciar al trabajo para
dedicarme de lleno al voluntariado. Luego viene el segundo momento que odio,
tal vez más que el primero, cuando recuerdo el chorro de deudas que tengo que
no me permiten renunciar. *se forma un nudo en su garganta y se llenan de
lágrimas sus ojos* Aún cuando me encanta regresar a bañarme y poder ir al baño
tranquilamente, el sentimiento que te produce una construcción o actividad del
techo, no se compara con nada. Pero bueno…
Después de luchar contra la intendencia varias semanas, por fin acepté mi
destino. Todos los voluntarios pasamos por eso. Pero no pensé que iba a ser tan
difícil.Fue una prueba
monumental. Atender a 300 voluntarios y hacer que se sientan bien. Prueba de
paciencia u_u lo que tanto me hace falta. Aunque estuve a punto de colapsar
varias veces, logré controlarme bastante, creo yo.
Y bueno, nos fuimos a Montecristi en Semana Santa. Es un poco
abrumador pensar que en 19 países hay miles de voluntarios haciendo lo mismo
que tú, al mismo tiempo que tú. La idea de formar parte de una mayoría de
personas que piensan igual que tú y persiguen los mismos ideales, te da la sensación
de estar haciendo algo bien. Como siempre con la emoción de salir de Guayaquil
y sacarme el disfraz de abogada, contaba los minutos que faltaban de ese
miércoles para ponerme mis zapatos techeros, agarrar mi maleta e irme. Sin
saber lo que me esperaba en mi primera experiencia como intendencia.
Hace un rato estuve leyendo el post de mi primera constru y
ver como describí la experiencia esa vez me llena los ojos de lágrimas. Ver por
todo el proceso que he atravesado dentro del techo. Comenzar pensando que la
construcción era lo máximo y llegar ahora al punto de darme cuenta de todo el
trabajo que representa una constru y amarlo también. He llegado a adorar cada
dolor que te produce martillar, alzar paredes, cavar. Tanto así que esta vez
los extraño. No construí en Semana Santa y aunque me causó un poco de tristeza
no convivir con las familias y los voluntarios, estoy satisfecha de haber
cumplido mi labor de intendencia, aún luego de todos los inconvenientes.
Resumen primer día: Me tocó hacer el envío por primera vez.
Algo en tener que hablarle a los voluntarios, motivarlos y agradecerles
por compartir nuestro sueño, me encanta. No sé si es porque puedo gritarles
jaja mentira u_u. Viaje tranquilo, corto y cómodo. 4 horas de sueño. Fin del
comunicado.
Resumen segundo día: Gente nueva, gente vieja. Alegrarme por
ver a gente que no había visto en tiempo. Esta es una de las cosas que más me
gustan del techo. Conoces gente que te llega de una u otra forma. Gente que
sueña el mismo sueño, gente que se levanta a trabajar por el mismo objetivo.
Gente que, a pesar de verlos poco, los sientes más queridos que muchos que
puedes ver siempre. Amigos. Esta constru, me lleno mucho por motivos diferentes
a las anteriores. No sé realmente si lo que me alimentó fue el ego o el alma.
No soy de las personas que saben diferenciar sentimientos por lo que, lo único
que puedo asegurar es que me dejó bien claro que en el techo tengo amigos.
Porque los siento muy dentro y muy cerca de mi corazón. Porque río y lloro con
ellos. Porque me afectan sus problemas y porque realmente los quiero y haría
cualquier cosa por ellos. Es extraño sentir esto por personas que realmente
conoces poco. Pero lo poco que conoces de ellos es suficiente para adorarlos.
Ese día comenzaría el verdadero reto. En ese momento, viendo
tanta gente junta, me di cuenta que la intendencia no iba a ser como yo
esperaba. Desde que entre al techo, he visto todo tipo de voluntarios, los que
están encantados con la experiencia, los que se quejan por todo, los que no
quieren participar en las actividades, los que van a la constru solo para hacer
horas de labor social. Creo que nunca había visto voluntarios como los que me
tocó. Fue frustrante a ratos ver que no se los podía complacer con nada. Así
que me dediqué a dar lo mejor de mí y a servir en lo que más pudiera, tratando
de hacer hasta lo imposible por que se sientan bien.
Esta parte de la construcción, ser del staff, viene cargado
de responsabilidades y a veces los voluntarios no se dan cuenta todo lo que
implica estar del otro lado. Ser intendencia significa quedarse en la escuela y
no construir, limpiar como muchas veces uno no lo hace ni en su propia casa,
cocinar como chef profesional (o por lo menos tratar) para grandes cantidades
de gente, tratar de mantener al voluntario motivado y animado con las
actividades. Muchos chicos no piensan que nosotros somos voluntarios, igual que
ellos. Y que muchas veces es una labor monumental cocinar para 300 personas, o
limpiar las porquerías que quedaban en los baños. Luego del vandalismo, las
quejas, me encantó le experiencia. Sin duda lo volvería a hacer, siempre y
cuando las casas estén cerca para poder escaparme a ratos a martillar un poco o
subirme al techo.
El segundo día fue un caos. Se nos acabó la comida. Los
voluntarios se bañaron. Mi voz ya estaba en la cabeza de todos como el chirrido
que produce rascar una pizarra con las uñas. Aunque me odien por gritarles
tanto, y a pesar de todo, amé ser intendencia. Mi grupo de trabajo fue lo
máximo, Juan, Alía y mi gordo, Jaime. Fue una experiencia nueva y gratificante
al fin (a pesar de todo).
Bitácora del capitán: Tercer día, viento en popa. Avanzamos a
un ritmo perfecto con la comida y la limpieza. Queríamos compensarlos por las
faltas del día anterior. Sorpresa, algo que no habían comido antes en una
construcción. Salsa de queso, patacones, papa hervida, ensalada de atún.
Quisimos prepararles un festín y lo logramos. Pero ¡Oh, sorpresa! Se quejaron
igual. JEBÚS no hubo cómo con estos voluntarios
de m… (jaja) Aún así la experiencia fue maravillosa como siempre. Si hubo un
solo voluntario que elogió nuestro trabajo, estoy satisfecha. Y sí lo hubo. Una
voluntaria, Francisca, me alegró completamente el día con su agradecimiento. Si
uno aunque sea estaba feliz, yo estaba feliz.
Día cuatro, el regreso. Tan triste como siempre, por dejar
atrás lo único, que me ha hecho feliz en mucho tiempo, sin contar a Jaime.
Regreso a mi trabajo y maldigo la economía del país. ¿Por qué no somos como
otros países que les pagan a los estudiantes? Pero bueno a seguir con la labor
de antes de la constru. Tenemos otra a la vuelta de la esquina…
Lo que no olvidaré de Montecristi:
SER INTENDENCIA POR PRIMERA VEZ EN MI VIDA EN UNA ESCUELA CON
300 VOLUNTARIOS!!
El Juanky y su: “Manu, aunque eres un poco brava eres lo
máximo” que casi me saca lágrimas.
El ánimo que me daba 8ª. El beso en la frente y el: “Paciencia
Manu”
Las papas rompe muelas
Las RATAS de 3 mts que casi nadie se enteró que había en la
escuela.
La limpiada de baños.
Pepe y Payuco vestidos de escupidos. Perdón, cupidos.
Correo de Brujas y el “voy a extrañar tus gritos en mis
peores pesadillas” jaja
No poder dormir ni 3 horas seguidas.
Jaime enfermo, vomitando en la calle peor que borracho.
Juanky queriendo meter la mano en el inodoro para destaparlo.
Lavar las papas más sucias DE LA VIDA.
Ser usada como megáfono de la escuela.
El baile de las sillas “extreme” y Julie queriendo hacer
trampa! Jaja