“Sólo le pido a Dios que el dolor
no me sea indiferente. Que la reseca muerte no me encuentre vacía y sola sin
haber hecho lo suficiente…”
Mercedes Sosa
A principios de este año comencé,
con el equipo de detección y asignación de Techo, la búsqueda de comunidades dentro
de Guayaquil para implementar nuestro proyecto. Me parecía raro que no hayamos
podido, hasta ese entonces tener un asentamiento cerca de nuestro casco urbano.
Por suerte la encontré y esta comunidad se ha quedado tan cerca de mí
físicamente, como dentro de mi corazón.
San Enrique, la primera comunidad
en que intervenimos dentro del Guayaquil, está justo atrás de la vía a
Samborondón. ¡Así es! Justo detrás de las lujosas mansiones y urbanizaciones
privadas de la zona con mayor plusvalía en Guayaquil. Y si bien es cierto se
encuentra ya en un lugar dónde no encontramos casas TAAAAN lujosas, a muchos
nos indigna el hecho de que ellos vivan sin servicios básicos, en casas de caña
a punto de caerse, mientras la gente, separada sólo por una pared de máximo un
metro y medio de alto, duerme en la noche sin saber que esta realidad existe, o
hace como que no existe.
No creo justificable que, aunque
somos un país del tercer mundo, debamos aceptar o ser insensibles ante estos
casos. Mientras los municipios se enriquecen con el impuesto a los predios de
estas urbanizaciones, no se inmutan al saber de esta otra mitad que vive atrás.
Me enfurece sobremanera saber que mis familias tienen que esperar que aparezca
el tanquero, con suerte, cada quince días. Me pudre saber que los niños deben
estudiar en una escuela que está al lado de un establo donde hay vacas y
cerdos; deben oler todo el día la podredumbre del excremento de los animales,
ensuciarse los zapatos en los mismos, para poder llegar al centro de estudio.
Yo vivo a 2kms de San Enrique y
me recrimino por no poder hacer más por ellos. No entiendo cómo puede haber
TANTA gente viviendo frente a esta realidad y no preocuparse por hacer NADA.
Viven anestesiados inmersos en sus propios mundos. No terminamos de entender
que hasta que TODOS avancemos juntos, este país no avanzará. Así de simple.
No es cuestión de creencias
religiosas o morales. Es cuestión de sentido común. O somos una masa, viviendo
todos bien, o somos un país lleno de riquezas que no se puede mover a ningún
lado por las inmensas diferencias sociales y el rencor entre clases. La injusticia
reina en este lugar y hasta que no nos convirtamos en creyentes de esto,
seguiremos en la misma mierda. Lo siento si lo digo de manera tan cruda, pero
es que a eso exactamente hemos llegado.
El país no se mueve porque se les
regala un bono a los pobres, el país se mueve cuando nos demos cuenta de que
todos somos iguales y TODOS merecemos vivir en las mismas condiciones. ¿Por qué
el que vive en villa club tiene derecho a tener alcantarillado o red de agua
potable y el que vive atrás en San Enrique no puede? Pueden pagar los servicios
porque son gente trabajadora. Pero me imagino que a la empresa privada no le
conviene la inversión porque no les van a ayudar a enriquecerse. Y el municipio
es tan inútil que obviamente no posee, o dice no poseer los recursos necesarios
para hacer obras públicas.
No me extrañaría que en un par de
años estas ciudadelas quieran ampliarse y quieran sacar a las familias de San
Enrique. Pero ahí estaré yo. Para guiarlos, para que no los engañen con tratos
que a ellos les puedan parecer beneficiosos, pero que, a la larga, los siga
manteniendo en la pobreza. Yo estaré ahí así tenga que ponerme en frente de una
retroexcavadora para evitar que les dañen su pequeña comunidad, su hogar.
Y es por eso que este 20 de
Octubre estaré en Quito. Protestando por esta realidad. Gritando desde lo más
dentro de mis entrañas, el dolor y el enojo que siento cuando veo la injusticia
en que viven TRES MILLONES de ecuatorianos. ¿Por qué están olvidados? No puedo
permitir que las historias de estas personas sigan enterradas en la parte de
atrás de la carretera. NO LO VOY A PERMITIR. No dejaré que mis hijos crezcan en
una burbuja sin conocer lo afortunados que son. Que crezcan sintiéndose
responsables de agradecer con acciones las oportunidades que han recibido.
Quiero que todo el mundo sepa que DEBEMOS despertar del letargo que nos crea la
rutina de ver el lado bueno de la ciudad y empecemos a preocuparnos por los que
están detrás. Por lo que no se ve.
Porque el progreso es
responsabilidad de TODOS. No sólo de unos cuantos, no sólo del gobierno. Si no
cambiamos nuestra mentalidad NO AVANZAREMOS…
Si tienes estas mismas ansias de
denunciar la situación tan injusta en que viven tantos ecuatorianos te invito a
sumarte a este #movimientoTECHO. Estaremos en Quito el 20 de Octubre
protestando y alzando nuestras voces contra la desigualdad.
Si necesitan más info… pregunte
sin compromiso J