lunes, 29 de junio de 2020

THE one


Creo que todos hemos visto esas películas gringas, en donde el/la protagonista habla de su pareja como “the one” (con el énfasis en THE), refiriéndose a que es con quién quiere pasar el resto de su vida. La verdad estas películas lloronas siempre me han producido sentimientos contradictorios. Por un lado porque, sentía, que nadie puede estar cien por ciento seguro de querer pasar el resto de su vida con otra persona. Y segundo, porque sí tenía la leve esperanza, o el anhelo oculto, de que esto me pasara a mí.

¿Por qué no me parecía creíble? Pues porque es imposible, pensaba yo. He tenido muchas relaciones, pocas realmente “serias”, y en todas ha habido un común denominador. Si leen mis posts anteriores, como yo me he dado la tarea el día de hoy, encontrarán algo que se repite en todos. DUDAS. Nunca sé qué quiero. Siempre hay “algo” que me impide hacer otro “algo”. En todos hay aunque sea una interrogante que no me permite desarrollar por completo la intimidad con esa otra persona.

Pues llegamos a esta etapa tan temida, los 30’s. Y llegamos con muchas dudas y UNA SOLA CERTEZA:
“Varias veces me intentaron hacer comer el cuento de que a esta edad el amor ya no es como a los 20s. Que ya no sientes esas cosquillas, ni esa emoción que sentías antes. Que la pasión ya no existe, no la vives de la misma manera que en la juventuC. Yo he decidido que no quiero creer eso. Aunque signifique quedarme sola, con mis dos hijos y me toque comprarme una media docena de gatos. ¿Saben qué? Me importa un culo…” Junio 2017, De amores acostumbrados y otros cuentos de terror. (Sorry, no voy a seguir normas APA en mis propios posts).

Y bueno, tres años después de haber escrito esto, vengo a confirmar que tenía razón. En ese tiempo estaba saliendo de una relación de dos años, que se extendió luego por un año más intentando hacer de tripas, corazón, a ver si nos acordábamos por qué estábamos juntos, in first place. Pero no se pudo. ¿Por qué? Se preguntarán. Pues porque yo no estaba enamorada. Las bases de esa relación se habían sentado en otra relación fallida, la cual yo no me había dado el tiempo de sanar correctamente. Craso error, luego me daría cuenta.

Pero bueno, volvamos al presente. En el 2018 me decidí a sanar bien luego de esa ruptura. Esta vez haría las cosas bien. Cosa que me resulto en un nuevo amor por mí misma. Definitivamente me sirvió para conocerme y entender lo que, en realidad, quería y, lo más importante, necesitaba. Dejé a un lado los prejuicios impuestos por la sociedad de lo que “debía ser” y acepté lo que yo “soy”. Un año después, me aventuré nuevamente al mundo del amortz. Despacito, despacito. Con cautela y, ahora, con unos estándares un poquito más altos. Ahora que estaba segura de lo que valía, obviamente no podía estar en una relación con cualquier pendejo.

Y nada… Aquí surgió un nuevo problema. Pues que no conocí a ninguno que valiera la pena para estar más de uno o dos meses. Salí con varias personas, intenté conocerlos. Al principio, hasta me emocioné un poco por lo que me mostraban. Poco a poco, me fui dando cuenta de lo que había escondido. Y, hasta ahí. NEXT. Por un momento pensé que la del problema era yo. Tal vez había perdido la capacidad de relacionarme, de “meterme”, de compartir una verdadera intimidad.

Debo decir que, gracias a Diosita, estaba equivocada. Esta vez no pienso dar detalles, porque, en estos últimos años me he dado cuenta de que existe más gente mala que buena. Y tal vez les vaya a sonar algo incoherente, si no saben el trasfondo pero, sólo puedo decir que, en el 2017, estaba en lo cierto. No importa la edad que tengas, siempre puede llegar alguien que te haga cuestionar todas las cosas que pensabas del amor y las relaciones. En ese 2017 escribí que, tal vez me había vuelto un poco cínica, y podía haber sido verdad. Estaba cerrada por completo a la idea de volver a casarme o tener más hijos. Y, aunque con estas ideas ya me había reconciliado hace algunos meses, al final sí llegó alguien que me dio un giro de cabeza.

Sí me he cuestionado bastante si es que en algún momento, en el pasado, estuve enamorada. Porque, en este momento, no tengo absolutamente ninguna duda. Lo que soy yo, Manu Quintana, nunca había estado tan segura de algo. Veo esto y siento que es absolutamente todo lo que necesito. Me odio un poquito por no haberlo visto antes. Pero al final recuerdo que Dios sabe por qué hace las cosas. En otro momento creo que no hubiera sido lo suficientemente madura como para valorar esto, o tratarlo con el respeto y compromiso que se merece. Las cosas, las personas, llegan justo en el momento en que deben llegar.

He hecho cosas que no hacía hace años y estoy muy feliz. Más que nada porque, hace varias semanas, en una conversación con Débora, le comentaba que tal vez yo debía vivir algún tipo de relación abierta, amor libre, esas cosas super hippies del new age. Y ella, muy sabia, me dijo: “piensas eso ahora porque realmente nunca te has enamorado”. Me quedé fría y dije para mí misma y mis adentros: “PFFFFFFFF”…

Pues Débora, como siempre, tenía razón.

Y bueno ya no quiero hacer esto más largo. Yo sé que mis amig@s están preocupados por mí, porque creen que me voy a aburrir o que voy a hacer alguna huevada. Pero, ¿saben? Es la primera vez en mi vida, de mis 33 años, que siento que tengo exactamente lo que quiero y necesito. THE one, como dicen los gringos. No necesito nada más. Y ya estoy demasiado vieja para andar haciendo huevadas. ¿No les pegan esos memes que dicen: confirmen si ya todos, lo único que queremos, es paz, una cama grande y una cocina limpia? Pues eso…

Adicionalmente, creo que nunca me han podido escuchar o leer diciendo que estoy enamorada. Hasta este momento. Puede que luego me equivoque, eso sólo lo sabe la vidammm. Si ese es el caso, pues lo estoy disfrutando muchísimo. Ha sido un viaje durísimo estos últimos dos años. Todo lo que venga, lo aceptaré como un regalo del universo, sea bueno o malo... Todo vale!

Conclusión: La misma de siempre. No pierdan la fe, porque, si has sido bueno, la vida siempre encuentra la forma de premiarte…

domingo, 12 de abril de 2020

COMO ADULTOS


Estimados seguidores, lectores, amigos…

La mayoría de ustedes están en el mismo rango de edad que yo, verdad? Entre los late 20’s y los gloriosos 30’s… Esta es una carta abierta a todo aquel, considerado adulto… Aunque, en teoría, todos somos considerados adultos al cumplir la mayoría de edad… Pero eso está bastante alejado de la realidad…

Este encierro ha sacado lo mejor y lo peor de todos nosotros. Luego de 3 años en remisión, la semana pasada, tuve mi primera crisis de ansiedad. Gracias a Dios todo se solucionó luego de un buen llanto. Creo que, en estos momentos, el llanto es super necesario para desahogarnos de todo lo que estamos viviendo.

Pero vamos al problema, al trip, al meollo del asunto, que nos ha reunido hoy a escribir, a mí, y a leer, a ustedes. Resolver los problemas, situaciones que se puedan presentar como adultos.

Ok, todos tenemos las emociones a flor de piel, es lógico que ya tengamos los niveles de paciencia al máximo. Todos tenemos problemas. Todos hemos visto fallecer a familiares o personas cercanas. Estamos en un caldo de cultivo de sentimientos que, sí o sí, van a salir a flote en cualquier momento. Lo entiendo. Pero insisto, como siempre, en la comunicación asertiva. Conservar la calma es difícil, pero es lo que se debe hacer, antes de fracturar relaciones.

Peco de ser fosforito. Y, aunque trato de controlarme durante mucho tiempo, a veces, simplemente se me sale el no aguantar ninguna huevada que perturbe mi paz. Por eso soy fan ferviente de hablar las cosas, en el momento, antes de que escalen a problemas más grandes. Pero no me refiero a en el preciso momento, en donde los ánimos estás caldeados. Sino luego de que pase un rato, cuando estemos más calmados. Pero que siempre se hablen. Los problemas no desaparecen si los barres debajo de la alfombra.

Lo peor que puede hacer un ser humano, sobretodo conmigo, es esperar que los problemas desaparezcan sin haberse hablado. Todo, absolutamente todo, se puede resolver, mediante el diálogo y los compromisos de parte y parte. Entonces entenderán cuánto me cabrea que alguien, en mi mismo rango de edad, tenga conductas de un crío adolescente. Por más que trate de ignorar estas conductas, en algún momento tendré que liberar mi disconformidad. Sorry, pero no me puedo quedar callada.

Tratemos de comportarnos como adultos responsables, no sólo de nuestros propios sentimientos, sino también de nuestras palabras y acciones. No podemos ir por la vida, diciendo cualquier cosa que, pueda o no, herir a alguien, con la excusa de que estamos encerrados y estamos sujetos a grandes niveles de estrés. Todo lo que decimos o hacemos tiene repercusiones, a veces muy importantes, que bien pueden dañar por completo una relación u amistad.

Vamos! Ya no somos niños! Dejemos de buscar excusas y hablemos…

domingo, 16 de febrero de 2020

LA GUÍA DE TINDER PARA EL HOMBRE “FEO”


A propósito de que recién salimos de la celebración del día del AMORTZ y la amistad, y dándonos cuenta que muchos estamos solteros, he querido darles una pequeña ayuda a mis amigos usuarios de Tinder sin matches. Vimos mucha amargura este 14 de febrero y, es normal, sobre todo porque, en esta época, encontrar a alguien que te quiera, se ha convertido en una tarea monumental.

Comencemos primero dejando un asunto claro. ¿Para qué se usa Tinder? Todos o, bueno, muchos, tienen la idea errónea de que Tinder se usa única y exclusivamente para conseguir sexo casual. Y no podrían estar más equivocados. De hecho Tinder fue creado para conseguir pareja. Ya sea sexual o romántica. Sí hay personas que la usan exclusivamente para tener sexo. Pero hay otras que, también la usan para conocer gente y buscar algo más serio. Incluso hay casos de parejas que se conocieron por Tinder y fueron felices para siempre. Conozco varios casos, 100% real, no fake.

Por esta razón es super importante que, antes de descargar la app, tengan claro qué quieren sacar de ahí, para que aprendan a comunicarlo asertivamente. No puedes llegar y, de una, decir “vamos a tirar”, porque les van a cancelar el match más rápido que Speedy Gonzáles. Pero hablaré de eso luego.

Definitivamente los perfiles de hombres guapos son los más apetecibles a la hora de dar like pero, si Dios no te favoreció con esa belleza obvia que tienen algunos, aquí les voy a dar unos tips para hacer sus perfiles más atractivos para las féminas. Quiero aclarar que estas cosas son las que YO veo en un perfil para darle like. Y algunos comentarios de otras chicas, que pude recopilar en Twitter.

Primero que nada, si creen que estás en el lado de los feos o no son nada fotogénicos, redacten una descripción suya interesante. Un par de cosas que te gusten, tal vez alguna cita chévere de algún libro o película, y una frase chistosa. Créanme, muchas mujeres leen las descripciones y piensan que van a pasar un buen rato con un hombre inteligente o divertido. Obvian que están medio desengañaditos y se dan la oportunidad de conocerlos.

Ahora las fotos. Escojan fotos normales, nada elaborado. Definitivamente NO fotos donde salgan hechos los sexys o donde se vea más piel de la que vemos normalmente en la calle. A mí, personalmente, me dan asco los hombres que salen en fotos con poses sugestivas. Si no tienen un abdomen marcado, no suban fotos sin camiseta. No es necesario mostrar la panza.

No suban fotos con mujeres, ni modelos de artefacta, ni amigas, y si tiene esposa/novia, no tenga Tinder! No sea sinvergüenza! La única mujer con quien pueden subir foto es con su mamá o abuela. Aunque algunas mujeres ven esto como que tienen dependencia o “mamitis”. Your call. Tampoco suban fotos con niños, lpm, no sean pendejos! Perdón, me alteré…

Y, aunque no lo crean, las poses de “hombre pensativo”, “hombre serio”, a la mayoría nos parecen horribles. Saquen la sonrisa, queremos verla. Muchas nos dejamos enamorar por una linda sonrisa.
No suban fotos de frases motivacionales o memes. Eso es un NEXT inmediato.

Ahora, si POR FIN hacen match, porque alguna chica los encontró interesantes, les voy a dar sólo dos consejos para que puedan tener una conversación amena y no amenzante.

Primero, ESCRIBAN! Y no un simple “hola”. Deben salir del montón. Pueden enviar un chiste que requiera interacción de la otra persona. Tal vez un GIF chistoso que comience una conversación. Por ejemplo, una vez me mandaron un GIF de Joey diciendo “HOW YOU DOING”. Confieso que fue la mejor pick up line que me han aplicado. 10 puntos!

Segundo, tómense un par de días para tratar de conocer a la chica por chat, antes de pedirle que se conozcan en persona. Entiendan que, con todo lo que pasa a nuestro alrededor, estamos un poco reacias a aceptar un encuentro tan rápido. Sean pacientes. Y no nos inviten a sus casas a los 10 minutos de empezar a hablar.

Y como yapa, les voy a dar un ayudita más. No hablen de cosas trilladas. A las mujeres les gustan los hombres abiertos e interesantes, más que los hombres guapísimos. No hablen de farras o chupas. Hablen de películas que les gustan, de libros que les han marcado, de teorías conspirativas, canciones que les llegan al alma. No sean cerrados a querer parecer el típico macho sin sentimientos.

Cabe aclarar que, esta es una guía que podría servirle a un hombre “maduro” que busca mujeres “maduras”. No hablo de la edad BTW. Si quieren conseguirse una peladita, pues no puedo ayudarlos mucho.

Es todo por hoy, amigos masculinos. Espero que les sirva de algo 😉

domingo, 9 de febrero de 2020

¿HASTA DÓNDE?

Cuando comencé a escribir, hace diez años, más o menos, tenía una forma de pensar. Estaba muy joven y escribía sobre mis relaciones, desde mi punto de vista. Los que me siguen desde ese entonces, saben que, al pasar los años, he crecido mucho, como persona, como mujer. Lo que pensaba hace diez años, definitivamente, no es lo mismo que pienso ahora. Y mucho menos lo que siento.

Cuando somos jóvenes, queremos un amor de película. Personas que tengan detalles monumentales con nosotros. Que nos amen a pesar de los obstáculos. Que nos propongan pasar el resto de nuestras vidas juntos, bajo la lluvia. Así puedo enumerar muchas situaciones que buscamos, cuando pensamos en el amor perfecto.

A los treintas, luego de fracasos y decepciones, nos damos cuenta que, muchas veces, no es quien te lleva a bailar un sábado, con quien tienes sexo increíble, el que vale la pena, sino el que te escucha y te dice las cosas que no quieres escuchar.

Pero, ¡vamos! Para muchos en sus treintas, encontrar a alguien se hace una tarea monumental. Por el simple hecho de que no queremos cometer los mismos errores del pasado, nos hacemos una lista interminable de características que queremos en nuestra pareja. Lo cual está muy bien, hasta que nos damos cuenta que, no siempre podemos controlarlo todo. Y en estos temas del amortz, es más lo que NO podemos controlar, que lo que sí podemos. Aún así todos podemos decidir hasta dónde aguantamos y hasta dónde cedemos.

Creo que la mayoría de nosotros, pasados los treintas, tenemos una lista de cosas que NO ACEPTAREMOS nunca de una persona. Por mi lado, que sea machista, que no me tome en serio, que no tenga aspiraciones grandes (como las mías) y que sea violento. Pero ¿qué pasa cuando conoces a alguien, que te gusta, y que, podría encasillarse en alguna de las cosas que NO aceptarías nunca? ¿Hasta dónde debemos ser tolerantes y aceptar que NUNCA (podría ser) encontremos a una persona que se ajuste 100% al perfil que buscamos? Obviamente existen cosas que nunca de los nuncas podemos aceptar, porque, de hacerlo, nos encontraríamos en una relación tóxica. De esas que no dejamos simplemente para no quedarnos solos.

Entonces, he ahí mi interrogante, ¿hasta dónde aguantar? Sí, hay cosas que no podemos aceptar, porque simplemente no podemos, por ejemplo que coma con la boca abierta o que escupa al hablar, en mi caso.

Debemos entender también, que hay conductas que se pueden educar y otras que no. Por ejemplo, un machismo súper light, digamos simplemente que no entiende el movimiento feminista (no de esos que usa la palabra feminazi), podría educarse si la persona está abierta a aceptar otros puntos de vista. Depende de cada persona, si está dispuesta a ayudarle a la otra a crecer o, definitivamente, no está resuelta a seguir en una relación así. Y aquí comienza otro dilema, ¿podemos o debemos, descartar simplemente, a una persona que no cumple con nuestros requerimientos? ¿hemos llegado al punto en nuestras vidas en que consideramos a las personas como objetos descartables?

Indudablemente, depende de cada uno de nosotros, decidir hasta qué punto estamos dispuestos a aceptar o a entregarnos a lo que no podemos controlar. A veces, sí, nos pueden gustar personas que, no cumplen todos los criterios de nuestra lista. Sería hermoso que pudiéramos enamorarnos sin pensar en todas las decepciones que hemos tenido antes, y las que nos llevaron a hacer esa lista, en primer lugar. Pero what’s done is done y sólo nos queda seguir.

Igual, esta decisión, de seguir o no, o de hasta dónde aguantar, depende mucho, también de si la persona se muestra receptiva o abierta a nuevas ideas. Si la pareja muestra interés en corregir o modificar conductas (no cambiar enteramente su forma de ser), para que la otra persona no se sienta mal.

Creo que todos van a estar de acuerdo conmigo en que, cuando te casas o te vas a vivir con alguien, el tema de la convivencia armoniosa requiere de mucho sacrificio y de ceder, para que los dos estén felices. Compromiso. Acuerdos. Eso…

Si definitivamente no te gusta alguien, no hay razón para seguir ahí. Si piensas que esa persona no tiene nada bueno que aportarle a tu vida, pues ya nada… Pero si esa persona tiene cosas más buenas, que malas, pues es tu decisión si lo ayudas a crecer. Si quieres que crezcan juntos. Si estás dispuesto a “luchar” por él/ella. Porque esto, creo yo, sí es luchar por la relación. No aguantar infidelidades y golpes.


¿Hasta dónde debemos considerar una relación descartable? ¿Hasta dónde consideramos justo trabajar en una relación?