WARNING* Este será un post sucio, muy sucio, así que si son sensibles, o no les gusta la imagen no convencional de las mujeres, absténganse de seguir leyendo.
Los que siguen el blog desde sus
comienzos, los que me siguen en redes sociales, saben que soy extremadamente
mal hablada. Tengo la palabra verga en la punta de la lengua. Digo chucha
madre, pasando una oración. No me jodas, es la mejor manera de expresar cuando
no me gusta algo. Y el ¡ÁNDATE A LA CASA DE LA VERGA! Mi frase insignia cuando
alguien está tratando de verme las huevas. No es algo de lo que me siento
orgullosa. Tampoco creo que está bien. Pero tampoco creo que esté mal. Y les
voy a decir por qué.
Durante generaciones, las
mujeres, hemos vivido ligadas a un estándar que debemos cumplir: delicadas como
una flor, hacendosas, virginales, damas ante la sociedad. Estándares impuestos
por una sociedad machista durante siglos. Y en todo este tiempo, hemos tenido
que soportar abusos, gracias a esta idea de que somos el sexo débil. No estoy
diciendo nada que no sea de conocimiento público ¿verdad?
Entonces llegamos nosotras, las
raras, las rebeldes, las ovejas negras. Que ya no quisimos vestirnos de rosado
en nuestros quinces. Sino que nos pusimos jean y camiseta negra. Las que no
quisimos casarnos, ni tener hijos. Las que no vibramos con las películas de Disney.
Las que sólo queríamos enfocarnos en nuestras carreras y ser alguien
importante. Como todos los modelos masculinos de poder que había cuando éramos
pequeñas. Porque, no supimos de los modelos femeninos, sino hasta que estuvimos
grandes.
Ahora que vivimos en una época en
que todo el mundo es digital, la actitud que mostramos en redes sociales,
muchas veces es un statement. Los hombres dirán, seguramente que estamos locas,
que no es necesario, que sí tenemos igualdad. Ok, Raúl, te invito un día para
mostrarte mis DMs en twitter y veas la cantidad de mensajes que tengo de
hombres “queriendo conocerme”. Y estoy segura que muchas mujeres que me leen se
sentirán identificadas, porque en redes sociales, y muchas veces en la vida
profesional, debes mostrar una imagen de CERO debilidad, CERO vulnerabilidad.
Si no lo haces, o no te toman en serio, o te pasan por encima (te ven las huevas). Y, muchas veces,
las malas palabras, el lenguaje soez, o vulgar, como pensarían muchos, es la
manera de demostrarles que nosotras también podemos relacionarnos en un “mundo
de hombres”.
O ¿me van a negar que no les
molesta que los hombres digan malas palabras? No pueden negar que el uso de lenguaje
“inapropiado” es la regla entre hombres y hasta es considerado como bonding. “Ya
maricón, ya eres uno de los nuestros”.
A eso, les digo, NO ME JODAN.
Recuerdo siempre una imagen que vi en algún momento que decía que “una mujer
nunca debe oler a cigarrillo, ni a alcohol. No debe decir malas palabras…” bla
bla bla y más bla. Y yo les digo que una mujer puede hacer lo que le de la puta
gana. Si lo puede hacer un hombre, pues yo también lo puedo hacer. Y no me salgan con que no puedo orinar parada, porque de hecho, ya hay aparatos que nos lo permiten (jaja).
Creen que el feminismo no es
necesario, que ya tenemos igualdad. Mientras nos sigan imponiendo estereotipos;
mientras nos sigan tildando de ninfómanas si hablamos de sexo; mientras nos sigan
diciendo putas por llevar una vida sexual activa; mientras nos sigan juzgando
por nuestras decisiones, buenas o malas; mientras nos sigan catalogando como
wife or not wife material… el feminismo es y seguirá siendo necesario.
Muchos no entienden por qué Frida
Khalo es considerada un ícono feminista, “si permitió que Rivera le pusiera los
cachos que daba miedo ñiñiñiñi”. No se trata de la relación Frida-Diego. Se trata de, A
PESAR de la relación tormentosa que tuvo con él, ella hizo siempre lo que
quiso. Estuvo con quien quiso. Habló como quiso. Pintó lo que quiso, sin
importar la crítica. Fumó, bebió y bailó esta vida y la otra. Y les dio hasta
para llevar. Pero este no es un post sobre feminismo. Es un post de por qué
queremos desafiar esa idea que tienen de “cómo debe ser una mujer”.
La imagen que mostramos en redes
sociales, muchas veces no coincide con lo que somos en la vida real. En el día
a día, no digo malas palabras, a menos que me pase alguna cagada y se me salga,
sin querer, un “puta madreeeee”. Pero creo que eso es normal en todos ¿No?
Respeto todos los puntos de vista
de las mujeres en este asunto. Cada una decide qué muestra y qué no muestra en
redes sociales. Y tampoco juzgo, porque no sé el contexto de cada una de ellas.
Si veo algo que no me gusta, simplemente lo silencio y punto. Pero no emitiré
juicio alguno, porque no soy nadie para decirle a otra cómo vivir su vida. Y
eso es algo que, la sociedad, aún no entiende. Si las mujeres no tuviéramos
tantos riesgos, si no pasáramos por tantas situaciones incómodas diariamente, CRÉANME, muchas no tendríamos que mostrarnos con este exterior áspero y
agresivo. Me da full pena con mis amigos hombres, porque sé que los trato mal,
sé que los insulto mucho, aunque definitivamente los amo sin medida. Pero
siento que si no pongo un límite, mis acciones, mis palabras, pueden
malinterpretarse. Ya tuve una mala experiencia en el pasado con alguien que
consideraba mi amigo y abusó de mí. Así que the Shell stays. Si supiéramos que,
nos van a tratar como sus iguales en cualquier situación, no tendríamos que
comportarnos “como hombres” and I quote myself “No pueden negar que el uso de
lenguaje “inapropiado” es la regla entre hombres y hasta es considerado como bonding.”
En algún momento alguien me hizo
el comentario de que “esperaba encontrar en mi blog la misma Manu que escribía
en Twitter”. Pues déjenme reventarles la burbuja. El público en cada red social
es distinto, por ende, mi interacción en cada una de ellas, también lo es. Si
en twitter soy más grosera, más mal hablada, es por el hecho de que, ahí, la
gente cree que puede venir a decirte lo que le da la gana, sin filtro, sin
educación y sin respeto. Así que, para evitar malos ratos, prefiero mostrarme
como una caradeverga thank you very much. Twitter es como manejar en guayaquil
en hora pico, siempre a la defensiva. Si me siguen en mis redes sociales
profesionales, podrán ver que no uso absolutamente nada de lenguaje “moderno”
como diría Residente. Cuando hablo con colegas, nunca se me ha salido una
palabra incorrecta. Cuando estoy en una relación, los insultos están
completamente prohibidos. En mi casa NO se dice malas palabras (a menos que
estés solo hablando contigo mismo). Cuando se hacen chupas acá, la única regla
es SE ME CALMAN Y LE BAJAN A LAS MALAS PALABRAS. Mis amigos podrán confirmarlo.
Mi blog es un reflejo más fiel de lo que soy y lo que pienso (por eso tiene tan
pocos views, porque a la gente le encanta el morbo y la zanganada), aquí el uso
de malas palabras está reservado solo cuando algún punto deba ser
extremadamente enfatizado.
Pero la conclusión a la que
quiero llegar es que no juzguen un libro por su portada. Lo que vemos en redes
sociales, muchas veces, no es un reflejo fiel de cómo es una persona. Lo que
compartimos al mundo, es lo que queremos que vean de nosotros, en ciertos
casos, no lo que realmente somos. Me parece una locura que quieran que
mostremos nuestros aspectos más íntimos en público. Si quieren un reality show,
páguenme, porque de a gratis, como que no es buen negocio.
Al final no fue un post taaaaan sucio, pero igual quería advertirles ;)