jueves, 25 de agosto de 2011

CONSTRUYENDO SUEÑOS


Después de un año con muchas complicaciones, de muchos problemas, de una tembladera sin fin en el párpado, descubrí la única cosa que me deslindó completamente del mundo y que me devolvió a la vida real como nueva. Mejor dicho, como otra persona nueva. Yo se que muchos no van a entender y van a creer que es pura pose, o es pura “lámpara”, pero igual les contaré de mi experiencia. Es que si no lo viven, no lo entienden, así de simple.
Todo comenzó hace aproximadamente dos meses cuando recibí un tweet de una persona que no conocía preguntándome si no quería ayudar en una colecta de una fundación. Algo había escuchado de esto pero no le había prestado mucha atención antes. En todo caso la ayudé con un RT del mensaje que buscaba gente que quisiera ser parte del proceso. Estaba un poco estresada con el asunto de los primeros exámenes del ciclo así que, cuando tuve un tiempo analicé bien la oportunidad de ayudar con la colecta. Pensé que no me haría daño dar un poco de mi tiempo para un fin de ayuda a la comunidad. Tiempo que, muchas veces, ocupo rascándome la panza. Entonces participé en la colecta. Pero eso fue sólo el principio. Luego vino lo realmente bueno.
Un Techo Para Mi País (UTPMP) es una organización sin fines de lucro que ayuda a construir casas para las personas, NO de escasos recursos, sino de EXTREMA POBREZA. Gente que, muchas veces, sobrevive con menos de 1$ diarios. Imagínense, yo que fumo, sólo pude pensar que con lo que me cuesta una cajetilla cada 2 días, una familia VIVE. Luego de la colecta, me llegó un mail informándome sobre una construcción en LUDO-AZUAY. ¿Dónde chucha es Ludo? Pensé yo. “Bueno ha de ser por Cuenca. Dale. Vamos a ver qué trip.” Realmente andaba bastante estresada esos días y, después de una pelea que tuve con la persona que estaba saliendo en ese entonces, me decidí a ir. Pagué mi cuota de inscripción y ¡LISTO! We were good to go. Estaba muy emocionada. El hecho de construir, ensuciarme, salir completamente de la rutina, en serio me emocionó muchísimo. Contaba los días. Me cargue de provisiones, compré todo lo que necesitaba para mi viaje al páramo.
Y al fin llegó el día. Este viaje no iba a ser NADA como lo había pensado. Iba a ser peor. Comenzando con que salimos de Guayaquil muy diez de la noche y llegamos a LUDO 7:30 de la mañana. Fatal el viaje, sobretodo porque podía ver el barranco debajo de las ruedas del bus. Súper incómodos los asientos, no pude dormir casi nada. Hasta nos perdimos en Cuenca. Al fin llegamos a una escuela, fiscal obviamente, dónde teníamos que acomodarnos, COMO SEA, para dormir. Gracias a Dios pude comprar un colchón inflable (o por lo menos eso creí yo). Acomodé mis cuatro cachivaches cerca de la puerta para poder levantarme en la madrugada al baño (ilusa en eso también). Por suerte antes de viajar me hice amiga de “la Cris” (Cristina) que también iba al techo por primera vez y ¡¡¡TAMBIÉN FUMABA!!! No les había mencionado que yo NO CONOCÍA A NADIE ¿verdad? Pues ya lo saben, prácticamente fui sola y hacer amigos me hacía sentir mejor. Bueno obviamente, a la llegada me moría de hambre y por suerte nos esperaba el desayuno listo (yo siempre ilusa). Acabé de descubrir que no había llevado NADA con qué comer y se me había quedado el termo que pensaba llevar. #facepalm. Así que difícil que pudiera comer. El desayuno eran galletas y leche/chocolate/café. Bueno adiós desayuno. Sólo había voluntarios de Guayaquil y cuenca hasta el momento, así que había que esperar que lleguen los quiteños.
Mientras tanto, quise darme un pase por los baños a ver qué tal. (Jebus ayúdame por favor) Los baños parecían salidos de una peli de terror y para colmo había que compartirlos entre 400 voluntarios. 3 baños. Sin agua, o sea, sin ducha. Pero tampoco creo que hubiera querido bañarme con el frío desgraciado que hacía (estábamos en el páramo for God’s sake!). Pero bueno, con la promesa de intendencia de limpiarlos, me sentí un poco aliviada (más ilusa aún).
Bueno hasta mientras, yo ya había hecho algunas amistades de gye y cuenca. Gracias a Dios no tengo problemas para llevarme con todo el mundo J. Y así hasta que llegaron los quiteños y se pudieron formar las cuadrillas (grupos de construcción). Yo era la única costeña de mi cuadrilla, entenderán la diferencia de lenguaje jajaja. Cris (otra cris, quiteña), Xavi (ambateño), Galo y Andrés (cuencanos) y yo nos llevamos bien (POR SUERTE), sino creo que no hubiera sido lo mismo. En ese momento se eliminaría por completo la idea que yo tenía de la construcción. De hecho fue peor de lo que creí que sería, más duro, a ratos desalentador, pero todo, TODO, valió la pena al final. El primer día, al parecer, habíamos encontrado un jardín de la edad de piedra. Literalmente, sacamos piedra tras piedra para poder poner las bases de la casa. Al final del día nos faltaba un mundo. Y eso no fue lo peor del día. Lo peor fue la subida de regreso a la escuela. Siendo MONA casi muero de un infarto subiendo esa pequeña quebrada. Cuando al fin llegamos, simplemente me desplomé en el césped. En serio no podía más.
PERO AHÍ NO SE ACABO EL DÍA. Lo peor de todo estaría por venir. Se hizo unos juegos de integración, los varones jugaron futbol (que todavía no entiendo cómo con ese frío), yo me senté a jugar 40 con unos amigos (por si acaso eso no fue lo peor del día). Al final nos sirvieron “la cena”. Que por cierto olvidé contarles acerca de “el almuerzo”. Luego de darse cuenta que yo tenía un carácter medio especial, mi jefe de cuadrilla le pidió a Cris que vaya a cocinar (arroz y atún) pero, yo, al darme cuenta de la escena, decidí hacerme cargo. “UY ñaña, como decía mi abuelita, cuando te cases tu marido te va a dar paaaaloooo”. La Cris no sabía si meter primero el arroz o el agua a la olla. Ollas viejas lavadas en un arroyito que pasaba por ahí, sobre leña, mi cocina. Como pude traté de ponerle un poco de sabor guayaco a la comida. Pero con hambre hasta pan duro. Y bueno volviendo a la cena, que también fue algo memorable. Para variar era atún con fideo. Y el fideo se había hecho una pasta. No me importó, me moría de hambre, así que comí como si me estaban sirviendo la comida más rica del mundo. Saqué unas galletas club social y me senté en el piso, con una cuchara prestada, a comer y a ver el partido “CUENCA vs. QUITO”.
Luego de todo esto, SÍ vendría la peor parte. La dormida. Ya tenía amenazados a algunos en el cuarto, de que si roncaban NO ME IBA A DAR PEREZA PARARME y patearlos. Así que creí que dormiría aunque sea un poco. Pero me equivoqué. El frío no me dejó dormir, sin contar la sinfonía de ronquidos que había en el cuarto (aula). Los ronquidos eran el menor de los males. Tuve que dormir, exactamente, con tres camisetas, dos abrigos, unos leggins, jean, calentador, dos pares de medias y la colcha encima, si contar el pasamontañas que tuve que sacarme a ratos. Un pacheco realmente extremo. Si dormí tres horas fue mucho, a las 5:30 ya estaba despierta y a las 6:00 ya me levanté. Aproveché el baño despejado, me cambié de ropa, me pegué una lamida de gato con unos 50 pañitos y salí a ver qué había.
Bitácora del capitán:
Día 2 de construcción, ¡¡¡encontramos la piedra filosofal!!! Luego de eso nada nos detuvo, SOLO EL ALMUERZO. Como buena guayaca no podía seguir comiendo sólo arroz con atún, así que pedí que consiguieran más cosas para cocinar. Y en el almuerzo comimos arroz, menestra de fréjol, guacamole, doritos, maduros fritos y… ¡¡ATÚN!! Ya el atún estaba predestinado a ser nuestro compañero inseparable de constru. Y bueno así pasó otro día más. Imparables, terminamos hasta la mitad del techo. Trepamos paredes, la casa ya estaba armada. A la luz de la luna llena terminamos lo último que se pudo en el techo. Nos quedamos arreglando las ventanas. Ya la casa tenía forma, estábamos armando un hogar. Un hogar para doña María.

Doña María era cosa seria. Andaba sin zapatos por la tierra, nos ayudaba a cavar y, de vez en cuando, nos enterábamos que se había ido a lavar ropa a otras casas, para ganar algo de dinero. La señora vivía con su hijo, Manuel, la esposa, Alexandra y su nieto de 2 años, Oswaldo. Este bebé me mantuvo reflexionando todo el viaje. Estaba todo sucio, lloraba, se le chorreaban los mocos y aún así yo lo perseguía por todos lados para que me diera un abrazo. Me habían dicho que lleve vitamina C porque de ley que me enfermaba por el cambio de clima, pero yo trataba de sobornar a Oswaldo con las patillitas para que se acercara. La gente en el páramo es muy parca, por eso me sorprendió haber podido entablar conversación con Alexandra. Me conmovió mucho su vida. Tenía 18 años y tenía un bebé de 2. Me recordó mucho a mí. Pero yo podía ver que ella era feliz. Siempre sonreía y estaba presta a ayudar. Me puso a pensar realmente. Yo teniendo tanto, no podía ser feliz. Desde ese momento comencé a ver todo de otra manera. Le dejé todas las vitaminas C y toda la comida que nos sobró, todo lo que pude dejarle se lo dejé. Pero ya no podía ver mi vida de la misma manera.
Ellos en una casa del tamaño de mi sala, hecha de barro, cayéndose, con una parcela de maíz, unas cuantas ovejas, un chancho y un cuyero, eran felices. Y yo, en mi metrópolis, con mi aire acondicionado, mis zapatos de taco, mis trajes de abogada, mis carros, mi blackberry, no podía serlo. Había buscado tanto tiempo esta serenidad y por fin la encontré en la sencillez del campo, sin señal, sin poder cargar la batería, si ducha, sin cocina, sin lujos ni comodidades. Simplemente viendo el sol amanecer en las montañas. Sintiendo el frío que subía por el cuerpo. Oliendo la tierra, tocándola, ensuciándome. Sintiendo el dolor de espalda de haber cavado todo el día, las medias mojadas dentro de las botas.
Ese día culminó con una fogata. Llena de risas, de calor. No dormí, preferí estar sin dormir calentándome con el fuego, que no dormir estando sola con frío en mi colchón inflable. Y así nos levantó el sol hablando HUEVADAS. Y a comenzar un nuevo día, el último. El día dónde entregábamos la casa y veríamos el resultado final de 3 días casi sin descanso. Después de pintar, poner ventanas, puertas, coser el piso y dar los últimos detalles, entregamos nuestra casa. Digo nuestra porque, por tres días, nosotros fuimos parte importante de la vida de esa familia. Todo el esfuerzo que hicimos se vio reflejado en la sonrisa de una persona al quitar la cinta alrededor del candado de la puerta, en su nuevo hogar.
Como lo dije al principio, si no lo vives, no lo entiendes. Y tal vez no crean que, al escribir esto, tengo lágrimas en los ojos. Dirán “qué ridícula” pero no saben realmente la satisfacción y la alegría que he sentido desde que experimenté eso. Algunos creen que ya ando ilusionada por algún otro “amor” y no tienen idea que la alegría que me llena todo el día y que me mantiene con una sonrisa de oreja a oreja es porque se que mi vida no es la misma. Parecen cosas pequeñas, sin importancia, pero hay ciertos detalles que cambian por completo la manera en que ves el mundo. Y he ahí, por qué subí el video del comercial de coca cola. Parece de esa publicidad del día de la madre que hace llorar a todo el mundo, pero inexplicablemente capta perfectamente el sentimiento que uno tiene al construir. No exagero al decir que UTPMP me brindó la oportunidad de vivir la mejor experiencia de mi vida y eso no lo cambio por nada.
Cosas que nunca olvidaré de mi primera constru:
·         La intendencia!!! A mi si me gustó la comida jaja
·         Los aguacates del almuerzo
·         La cuadrilla 5-9 lo máximo
·         El suco (jefe de mi cuadrilla) que me insistió tanto en saber si me había gustado la experiencia y si iba a regresar
·         El perro que se “muchaba” con todo el mundo
·         Ver al Mono y a Gabriel cambiarse de ropa en frente de TODOS en el “dormitorio” y hasta quedarse en bóxers. (Mono ya te conozco los interiores)
·         La salida a las 3 am al baño
·         La fogata y la desvelada
·         La vaca loca que levanto a todos
·         El “bollo” de Eva, que luego descubrí para los cuencanos, significaba otra cosa.
·         El suco Alvarez y Galaxia
·         Un barquito viene cargado de…
·         Si estuvieras en una isla desierta…
·         Las peleas con Jaime (siempre seré tu chúcara)
·         Los 40tazos con el Xavi y el primero donde nos ganaron los atunes y los tabacos
·         El correo de brujas y los MIAU
·         Oswaldo y su manera de estar llorando todo el tiempo
·         Doña María y que yo no le entendía ni papa de lo que me decía
·         Los brakes para tomar fotos de Cris y el jefe
·         Los brakes para fumar del Xavi y míos
·         Las ampollas de todos
·         La súper ampolla que creía que me había salido (resultó ser un pedazo de pintura)
·         - yo se que pensarán que es ridículo, pero yo quiero ser presidenta del Ecuador –payuco: ya nos cagamos –q estudias? –diseño
·         Mi stalker personal que no me apartaba la mirada de encima
·         Las direcciones que le daban a David por teléfono mientras dábamos vueltas perdidos en cuenca a la 3 de la mañana
·         Las vecinas de constru
·         Pepe y Payuco
·         Las conversaciones sucias en la cuadrilla
·         Mi cuadrilla xavi, galo, suco y cris, fueron lo mejor, me aguantaron…
·         Y mi Carito Toaza, que sin ella no hubiera podido sobrevivir en LUDO y tampoco hubiera venido a parar entre todos estos locos.
GARCIAS A TODOS!!

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