jueves, 3 de junio de 2021

BOCA SUCIA

WARNING* Este será un post sucio, muy sucio, así que si son sensibles, o no les gusta la imagen no convencional de las mujeres, absténganse de seguir leyendo.


Los que siguen el blog desde sus comienzos, los que me siguen en redes sociales, saben que soy extremadamente mal hablada. Tengo la palabra verga en la punta de la lengua. Digo chucha madre, pasando una oración. No me jodas, es la mejor manera de expresar cuando no me gusta algo. Y el ¡ÁNDATE A LA CASA DE LA VERGA! Mi frase insignia cuando alguien está tratando de verme las huevas. No es algo de lo que me siento orgullosa. Tampoco creo que está bien. Pero tampoco creo que esté mal. Y les voy a decir por qué.

Durante generaciones, las mujeres, hemos vivido ligadas a un estándar que debemos cumplir: delicadas como una flor, hacendosas, virginales, damas ante la sociedad. Estándares impuestos por una sociedad machista durante siglos. Y en todo este tiempo, hemos tenido que soportar abusos, gracias a esta idea de que somos el sexo débil. No estoy diciendo nada que no sea de conocimiento público ¿verdad?

Entonces llegamos nosotras, las raras, las rebeldes, las ovejas negras. Que ya no quisimos vestirnos de rosado en nuestros quinces. Sino que nos pusimos jean y camiseta negra. Las que no quisimos casarnos, ni tener hijos. Las que no vibramos con las películas de Disney. Las que sólo queríamos enfocarnos en nuestras carreras y ser alguien importante. Como todos los modelos masculinos de poder que había cuando éramos pequeñas. Porque, no supimos de los modelos femeninos, sino hasta que estuvimos grandes.

Ahora que vivimos en una época en que todo el mundo es digital, la actitud que mostramos en redes sociales, muchas veces es un statement. Los hombres dirán, seguramente que estamos locas, que no es necesario, que sí tenemos igualdad. Ok, Raúl, te invito un día para mostrarte mis DMs en twitter y veas la cantidad de mensajes que tengo de hombres “queriendo conocerme”. Y estoy segura que muchas mujeres que me leen se sentirán identificadas, porque en redes sociales, y muchas veces en la vida profesional, debes mostrar una imagen de CERO debilidad, CERO vulnerabilidad. Si no lo haces, o no te toman en serio, o te pasan por encima (te ven las huevas). Y, muchas veces, las malas palabras, el lenguaje soez, o vulgar, como pensarían muchos, es la manera de demostrarles que nosotras también podemos relacionarnos en un “mundo de hombres”.

O ¿me van a negar que no les molesta que los hombres digan malas palabras? No pueden negar que el uso de lenguaje “inapropiado” es la regla entre hombres y hasta es considerado como bonding. “Ya maricón, ya eres uno de los nuestros”.

A eso, les digo, NO ME JODAN. Recuerdo siempre una imagen que vi en algún momento que decía que “una mujer nunca debe oler a cigarrillo, ni a alcohol. No debe decir malas palabras…” bla bla bla y más bla. Y yo les digo que una mujer puede hacer lo que le de la puta gana. Si lo puede hacer un hombre, pues yo también lo puedo hacer. Y no me salgan con que no puedo orinar parada, porque de hecho, ya hay aparatos que nos lo permiten (jaja).

Creen que el feminismo no es necesario, que ya tenemos igualdad. Mientras nos sigan imponiendo estereotipos; mientras nos sigan tildando de ninfómanas si hablamos de sexo; mientras nos sigan diciendo putas por llevar una vida sexual activa; mientras nos sigan juzgando por nuestras decisiones, buenas o malas; mientras nos sigan catalogando como wife or not wife material… el feminismo es y seguirá siendo necesario.

Muchos no entienden por qué Frida Khalo es considerada un ícono feminista, “si permitió que Rivera le pusiera los cachos que daba miedo ñiñiñiñi”. No se trata de la relación Frida-Diego. Se trata de, A PESAR de la relación tormentosa que tuvo con él, ella hizo siempre lo que quiso. Estuvo con quien quiso. Habló como quiso. Pintó lo que quiso, sin importar la crítica. Fumó, bebió y bailó esta vida y la otra. Y les dio hasta para llevar. Pero este no es un post sobre feminismo. Es un post de por qué queremos desafiar esa idea que tienen de “cómo debe ser una mujer”.

La imagen que mostramos en redes sociales, muchas veces no coincide con lo que somos en la vida real. En el día a día, no digo malas palabras, a menos que me pase alguna cagada y se me salga, sin querer, un “puta madreeeee”. Pero creo que eso es normal en todos ¿No?

Respeto todos los puntos de vista de las mujeres en este asunto. Cada una decide qué muestra y qué no muestra en redes sociales. Y tampoco juzgo, porque no sé el contexto de cada una de ellas. Si veo algo que no me gusta, simplemente lo silencio y punto. Pero no emitiré juicio alguno, porque no soy nadie para decirle a otra cómo vivir su vida. Y eso es algo que, la sociedad, aún no entiende. Si las mujeres no tuviéramos tantos riesgos, si no pasáramos por tantas situaciones incómodas diariamente, CRÉANME, muchas no tendríamos que mostrarnos con este exterior áspero y agresivo. Me da full pena con mis amigos hombres, porque sé que los trato mal, sé que los insulto mucho, aunque definitivamente los amo sin medida. Pero siento que si no pongo un límite, mis acciones, mis palabras, pueden malinterpretarse. Ya tuve una mala experiencia en el pasado con alguien que consideraba mi amigo y abusó de mí. Así que the Shell stays. Si supiéramos que, nos van a tratar como sus iguales en cualquier situación, no tendríamos que comportarnos “como hombres” and I quote myself “No pueden negar que el uso de lenguaje “inapropiado” es la regla entre hombres y hasta es considerado como bonding.”

En algún momento alguien me hizo el comentario de que “esperaba encontrar en mi blog la misma Manu que escribía en Twitter”. Pues déjenme reventarles la burbuja. El público en cada red social es distinto, por ende, mi interacción en cada una de ellas, también lo es. Si en twitter soy más grosera, más mal hablada, es por el hecho de que, ahí, la gente cree que puede venir a decirte lo que le da la gana, sin filtro, sin educación y sin respeto. Así que, para evitar malos ratos, prefiero mostrarme como una caradeverga thank you very much. Twitter es como manejar en guayaquil en hora pico, siempre a la defensiva. Si me siguen en mis redes sociales profesionales, podrán ver que no uso absolutamente nada de lenguaje “moderno” como diría Residente. Cuando hablo con colegas, nunca se me ha salido una palabra incorrecta. Cuando estoy en una relación, los insultos están completamente prohibidos. En mi casa NO se dice malas palabras (a menos que estés solo hablando contigo mismo). Cuando se hacen chupas acá, la única regla es SE ME CALMAN Y LE BAJAN A LAS MALAS PALABRAS. Mis amigos podrán confirmarlo. Mi blog es un reflejo más fiel de lo que soy y lo que pienso (por eso tiene tan pocos views, porque a la gente le encanta el morbo y la zanganada), aquí el uso de malas palabras está reservado solo cuando algún punto deba ser extremadamente enfatizado.

Pero la conclusión a la que quiero llegar es que no juzguen un libro por su portada. Lo que vemos en redes sociales, muchas veces, no es un reflejo fiel de cómo es una persona. Lo que compartimos al mundo, es lo que queremos que vean de nosotros, en ciertos casos, no lo que realmente somos. Me parece una locura que quieran que mostremos nuestros aspectos más íntimos en público. Si quieren un reality show, páguenme, porque de a gratis, como que no es buen negocio.

Al final no fue un post taaaaan sucio, pero igual quería advertirles ;)

1 comentario:

  1. Excelente post, muy de acuerdo con aquello, las mujeres en la actualidad ya no deben vivir sumergidas a lo que nosotros los hombres pensamos. Saludos.

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