miércoles, 19 de enero de 2011

En el país de las maravillas…

Dejaré por un momento el romanticismo de lado, para hablar de asuntos que me conciernen por responsabilidad ciudadana. Normalmente no me gusta hablar de política o religión, porque siempre se malinterpretan las opiniones que se pueda tener sobre ellas. En este momento nos aquejan problemas más importantes que requieren atención inmediata en nuestro país. Viene en camino una nueva consulta que, nos hace cuestionar, a muchos, los motivos ocultos de nuestro “maravilloso” gobierno de turno. Esperando que, éste post, sea tomado, sólo como una pieza de opinión ciudadana y no cómo una crítica al gobierno, me aventuraré a escribir sobre lo que nunca he querido escribir, política y realidad nacional.

Muchas de las preguntas de la próxima consulta pasan como parapetos del gobierno para manipular al pueblo ecuatoriano. Y, lastimosamente, debemos reconocer que la mayor parte de los ecuatorianos no poseen la educación suficiente para darse cuenta de que la totalidad de los numerales de la consulta están redactadas de tal manera, que el pueblo apoye exactamente lo que quiere el gobierno reformar, según sus intereses políticos o personales. Citaré un ejemplo muy simple para ilustrar mi punto. Mi hijo de dos años todavía no tiene la capacidad de darse cuenta, obviamente, cuándo está siendo manipulado, y contesta exactamente lo que se quiere que conteste: “Chino, ¿cierto que tu papá te pega?” Él, obviamente contestará que sí, ya que se lo está direccionando a la respuesta que se quiere que de. Si se le dijera: “Chino, ¿qué tal la pasas con tu papá?”, él dirá, sin lugar a dudas, que la pasa muy bien y sin ningún problema. Algo contradictorio, porque si su papá le pegara, el niño le tendría miedo y no disfrutaría el tiempo que pasa con él. Lamentablemente, el pueblo ecuatoriano, es como un niño de preescolar. No define lo que quiere exactamente, no porque no lo sepa, sino porque no conoce el sistema idóneo de gobierno que se merece, dado a que ha recibido incontables maltratos de gobernantes deficientes en la mayor parte de su historia. De la misma manera, se deja manipular por líderes populistas siempre que se da la oportunidad. Se dejan deslumbrar por promesas de cambio inmediato y la realización de “el sueño americano” aquí mismo en su tierra. Buscan un cambio extremo de la noche a la mañana y no se da cuenta que se necesitan años de paciente reestructuración del estado. Y quieren que se les entregue todo en bandeja de oro sin ningún esfuerzo.

No es coincidencia que, la mayor parte de la oposición, está conformada por personas con los recursos económicos suficientes para recibir educación de real calidad, y que puedan oponerse a la manipulación del gobierno. Vemos con malicia y con desconfianza las intenciones “ocultas” que se encuentran detrás de cada intento del gobierno de reformar algún aspecto del estado. Hemos sufrido muchos desaciertos a través de la historia y hemos aprendido la lección. Defendemos nuestro patrimonio, algunos, y otros simplemente defienden su derecho de seguir enriqueciéndose lo más que puedan. Sin distinción de motivos, la oposición cuenta con personas realmente preparadas para enfrentar a un gobierno que, tratando de aplicar una teoría “robinhoodesca”, amenaza de cualquier manera su estilo de vida. Personas que por tener dinero, han tenido acceso a mejor oportunidades de educación. Que conocen otros tipos de realidad. Y que, por ende, no se dejan manipular, por el estilo populista del gobierno actual. A partir de ésto, se ha desencadenado una verdadero caserío de brujas, por parte del gobiero, eligiendo a dedo sectores de la población con más recursos para parecer como hèroes ante la parte de escasos recursos del pueblo. Dándoles más oportunidades por ser pobres, sin enseñarles realmente a administrar su patrimonio.

Recalcaré que no soy correista, ni soy anti-correístra. No soy ni socialista, ni capitalista, ni comunista. No creo en el populismo, aunque lo respeto muchísimo. No justifico, ni apoyo la oligarquía, ni la burocracia. No concuerdo con las dictaduras. En lo que sí creo es en el bien común, siempre y cuando se respete el puro significado del concepto, que no es que todos posean lo mismo, sino que todos y cada uno se vean beneficiados de la misma manera. Y, obviamente, mientras éste bien común se consiga a punta de trabajo duro, no de limosnas. No estamos en condiciones de hacer valer la ley de “robin hood” dónde se le quita al rico para darle al pobre. Sé que muchos, se han hecho de poder ilícitamente, y a esos no estaría demás quitarles para repartir a los que realmente lo necesitan. Pero, tampoco es conveniente, que paguen justos por pecadores. A menos que optimicen los sistemas de seleccionar a los que merecen “donar” un poco de sus riquezas, no se puede permitir que sufran también personas que han conseguido lo que tienen, con el esfuerzo de toda su vida. No soporto el autoritarismo, pero estoy de acuerdo con que se debe gobernar con mano dura. Veo al pueblo, como ya lo dije, como un niño pequeño. Se lo debe educar, con firmeza y con cariño.

Yo vivo, por el esfuerzo de mis padres, una vida muy cómoda. Tengo un blackberry con plan, mis hijos tienen wii, gamecube. Tengo computadoras, acceso a internet. Mis padres tienen carro. Vivimos en la vía a samborondón. Nos educamos, mi hermano y yo, en buenos colegios. Nunca nos ha faltado nada. Pero, se nos educó de tal manera, en que apreciamos todo lo que tenemos, porque fue adquirido con el trabajo duro y el esfuerzo de nuestros padres. Nos cuesta ganarnos las cosas, porque el dinero no cae del cielo, ni crece en un árbol. Tenemos claro que el día que nos falte alguna comodidad, debemos estar agradecidos porque tenemos la vida, la juventud, la fuerza y la inteligencia, para salir adelante como familia; para buscar por nosotros mismos el bienestar económico y emocional que necesitemos. Y recalco, que necesitemos, no que queramos. Y lo más importante, que las cosas materiales no nos hacen ni más ni menos que nadie. Si comparamos al estado ecuatoriano como una gran familia, ¿qué podemos esperar que resulte del pueblo, como los hijos, si los padres, o gobernantes, nos transmiten un mensaje de que por ser pobres merecemos todo regalado?

Como lo dije anteriormente, el nivel de educación del pueblo ecuatoriano, no permite optimizar el resultado de las medidas que plantea el gobierno. Si supiéramos que “el bono solidario” realmente ayudará a todo el mundo que lo recibe, no sería tan criticado por tantas personas. Se ven colas enormes para cobrar el dichoso bono y no se utiliza sino para placeres triviales. Hemos creado una falsa realidad en dónde se cree que mientras más dinero se tenga, o se aparente tener, más felicidad se tiene. Hay casas en los suburbios, dónde no hay un plato de comida, pero sí tienen un equipo de sonido gigante para hacer fiestas. Cualquier intento de reforma debe comenzar por la educación apropiada del pueblo. En todos los aspectos. La canasta básica cuesta más de lo que es el sueldo básico. La gente está mal acostumbrada simplemente. Quieren vivir una vida de burgueses con un sueldo de proletariado. No nos ajustamos a lo que realmente necesitamos. ¿Alguien sabía que las lentejas tienen el mismo contenido nutricional que un pedazo de carne? Y que, a su vez son más baratas. No digo que de ahora en adelante sólo deberíamos comer lentejas. Lo que digo es que, incluso en esos pequeños detalles, el pueblo es ignorante. Se debe enseñar al pueblo a administrar correctamente su capital. Si les van a regalar recursos, que por lo menos les instruyan en cómo aprovecharlos de manera óptima.

Ahora, sé que no puedo apelar al sentido humanista de todo el mundo, pero sí puedo compartir el mío. A nosotros no nos faltó nada, pero vivimos como vivimos, con trabajo duro y esfuerzo. Tenemos lo que necesitamos, mas no, todo lo que quisiéramos tener. Así mismo puedo decir que existen personas con mayor cantidad de bienes. Que acumulan cosas materiales para “ser felices” y lo único que consiguen es tenerlos almacenando polvo. Está bien darnos lujos, si trabajamos duro para conseguirlos. Pero, ¿para qué comprar un automóvil de 50.000$ que cumplirá la misma función de uno de 20.000$, mientras hay gente que literalmente se muere de hambre en las calles? ¿Cómo podemos desensibilizarnos de tal manera, en que no nos importe botar 200$ a la basura chupando en una noche en una discoteca, mientras que con el sueldo básico de 240$, una familia completa del suburbio, sobrevive un mes entero? ¿Es que realmente hemos caído tan bajo como para que no nos importe la vida de nuestro prójimo?

Nos quejamos de la situación del país y no hacemos nada para mejorarla. Ya hemos visto que salir a marchar no llega a nada. Ahora no podemos derrocar a otro presidente. Pero, podemos educar con el ejemplo. Comenzar con nuestros hijos, con cosas simples. La responsabilidad ciudadana comienza desde lo más pequeño. No botar basura en las calles, cuidar las áreas verdes, obedecer las señales de tránsito, no dejarse corromper por el sistema podrido en el que hemos caído luego de largos años de malos gobiernos. Educar a nuestros hijos en tolerancia y respeto. Dejar atrás esa estupidez de: “yo quiero que tenga lo que yo no tuve”. Lo siento, pero tú no tuviste de todo, y aún así estás vivo, feliz. Puede que te hayan faltado regalos en navidad, pero sabes que la vida no es fácil. Lo único que realmente necesitan nuestros hijos es educación. Lo único que los hará triunfar es cultivarse como personas, a parte de intelectualmente. Puede ser que no queramos que “sufran” porque no tienen todo lo que sus caprichos requieran, pero eso los formará como hombres de bien y les asegurará un buen futuro. Eso nos asegurará buenos líderes para el futuro. Convertir éste país en un paraíso de un día para otro es una utopía. Depende de nosotros que nuestros hijos nos den ese verdadero país de las maravillas que todos quieren ahora.









George Washington era joven, su padre le dio una pequeña hacha con la cual trató de cortar un árbol de cerezas. Su padre notó los cortes en el árbol y le preguntó al respecto, “no puedo mentir” dijo George, “los hice con mi hacha”. Tal vez George Washington no tenía hacha y tal vez no había árboles de cerezas donde él creció, sin embargo, George Washington representa hoy la honestidad.  La prudencia, la sensatez y sobre todo un respeto casi religioso a la ley, fueron las notas dominantes de sus ocho años de gobierno.“

5 comentarios:

  1. solo te puedo decir una cosa: ( () )~~

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  2. Excelente enfoque. ME gusto. eres una mezcla de tendendicas politicas...
    el cambio no viene con un nuevo sistema politico, el cambio viene porque nosotros lo hacemos. Porque aprendemos a convivir, a ser mejores personas y solo dios puede darnos ese amor al projimo.

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  3. Excelente enfoque. Concuerdo que el manejo de un país no es de ideologías sino de hacer bien las cosas. En los países desarrollados hace rato que se olvidaron de la izquierda y derecha para efectos practicos. Hacen lo justo para el pueblo con diferentes enfoques. Asi tenemos a un país como Chile que teniendo por muchos años gobiernos socialistas trabajaron con el tan criticado por el oficialismo Neoliberalismo. El cambio de mentalidad en este país es básico para salir del estado mediocre "aquí no pasa nada" en el que vivimos. El día que aprendamos a vivir en comunidad y no en el metro cuadrado de mi propia existencia y que se jodan los demás, sólo ahí podremos salir adelante. Sabiendo que mis derechos empiezan en donde terminan los de los demás.

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  4. me agradó mucho tu enfoque, tienes una postura bastante ecléctica y coincido mucho contigo, yo agregaría que el minimo común de nuestro país se maneja con la idea del "que chucha"...y así no hacen nada para corregir o para querer llegar más lejos, en fin, buena post, te leeré mas seguido.

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