martes, 14 de diciembre de 2010

Goodbye my lover, Goodbye my friend…

En todos estos años, siempre he tenido un gran amigo, que me acompañó en los momentos más difíciles. Fue mi calmante, mi compañía y mi anestesia. Aún con sus efectos secundarios, me sirvió de gran ayuda en los momentos más oscuros. Me cortó el llanto, me quitó el hambre,  me calmó la ansiedad. Tal vez algunos encuentren este post algo loco. Loquísimo diría yo. Porque confieso que ese amigo, es algo que me hace mucho daño y al mismo tiempo es respuesta a los problemas más grandes de mi vida. Aunque no lo crean, estoy hablando del tabaco.
Empecé a fumar a los 17 años cuando estaba en la universidad. Es casi normal, ver a un estudiante de leyes fumando. Y, como era de esperarse, aprendí tan rápido, que se hizo natural. Mi papá también fumó por muchos años, cuando yo era pequeña. Así que era de esperarse que alguno de sus dos hijos, también lo hicieran. Fumé sola en mi casa, a escondidas durante mis últimos años en el colegio. Fumé, escondida también, dentro del colegio. El cigarrillo me curó siempre la ansiedad de estar sola. En los mejores recuerdos de mi vida, me ha acompañado un tabaco. Dejé de fumar, obviamente cuando estuve embarazada de mis dos hijos. Y en ese momento, en que pude hacerlo nuevamente, fue que el tabaco se volvió vital en mi rutina.
El cigarrillo se transformó en la reafirmación de que no estaba embarazada. No tenía que pensar en un cuerpo que crecía dentro de mí. Puede parecer egoísta, pero mis dos embarazos fueron muy traumáticos. Y el hecho de poder fumar, me recordaba que no estaba en cinta. Tal vez no se entienda mi punto. En resumen, poder fumar me recordaba que estaba “fuera de peligro”.
Y ahora, luego de cinco años de compañía innegable, he decidido dejarlo atrás. Será, tal vez, lo más difícil, que me haya tocado hacer en mi vida. Pero me he estrellado contra la realidad y es hora de decirle adiós a mi compañero de aventuras y desventuras. Esperemos que logre mi cometido y pueda alejarme completamente de ésta “mala compañía”. De ahora en adelante, lloraré, reiré, sin mi tabaco. Puede que muchos no entiendan el por qué de esta entrada y es porque no saben lo difícil que es dejar de fumar. Y es difícil entender la angustia que siento en este momento. De aquí en adelante no estará mi compañero de horas y horas de espera. No estará mi pana de chupas. Se irá mi recompensa después del sexo. Mi digestivo luego de comer. Mi sociedad, mi cómplice, mi amor prohibido. El cigarrillo ha sido, a través de los años, mi único placer culposo.
Adiós mi amigo fiel, mi compañía, mi delirio y, lo que pudo haber sido mi propia condena… Se te extrañará…
Goodbye my lover, goodbye my friend. You have been the one, you have been the one for me…

2 comentarios:

  1. Muy bacan!!!!!!!!!!! aplaudo tu decisión pero me encuentro lejos de compartirla :S

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  2. jajajaja gracias! se necesita algo que realmente te abra los ojos para darte cuenta lo que es mejor para ti... cada cual decide sobre su propio cuerpo... y respeto que tu quieras seguir fumando... SUERTE!

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