sábado, 11 de diciembre de 2010

Crecer, no es lo mismo que MADURAR…

Normalmente vamos por la vida pensando que todo está bien. No nos preocupamos por problemas que no asoman a menos que sea ya muy tarde. En los últimos meses he sentido algunas molestias que, pensé, eran corrientes. Ya estoy entrando a una edad madura y simplemente imaginé que mi cuerpo estaba cambiando. Estas molestias se volvieron más agudas, por lo que me vi en la necesidad de ir al médico. Y pasó exactamente lo que me temía. Esas molestias que había sentido no eran normales.
Ya con la necesidad de una cirugía uno comienza a preguntarse muchas cosas, y a desear haber hecho todo de manera diferente. Cuando me casé dejé de estar asegurada, lo que significa que ahora el dinero de la cirugía saldrá de mi bolsillo. Qué ganas de volver a ese momento de mi vida cuando mis padres se preocupaban por todo y yo no tenía que pensar en nada malo. Pero ya ha pasado ese momento y soy yo la responsable de mi salud. Por suerte, tengo de dónde sacar ese dinero pero, será del presupuesto que ya tenía destinado para comprarme un carro. La verdad quiero llorar, quiero no tener que preocuparme por eso. Pero así es la vida, uno crece y tiene que madurar.
Ya me había demorado el “golpe” ése, que te hace reevaluar tu vida y la manera en que la vives. Comencé a pensar en todo. Los cigarrillos, a parte de que me hacen daño, me consumen la mayor parte del sueldo. Gasto plata en taxi como idiota. Como comida chatarra cada vez que puedo. Y ahora, el plan de comprarme un carro se ve más lejano aún. Tengo que comenzar a organizarme si quiero completar todos los sueños que he planteado conseguir. En un momento todo se te puede venir abajo.
Lo más alarmante es el hecho de saber que todo pudo haber sido diferente. Si hubiera ido al médico antes, hubiera podido deshacerme de mi problema solo con tratamiento. Y ahora necesito una cirugía. No tomamos en cuenta verdaderamente nuestra salud, sino hasta que nos duele algo. Parte importante de madurar, es cuidarnos de manera íntegra. Cuidar nuestro cuerpo como un templo al que no debería entrar nada que lo dañe. Aunque mi problema se da por una enfermedad genética que no se puede evitar, hubiera sido más fácil tratarlo, si es que hubiera puesto asunto, desde el principio a las molestias que estaba teniendo.
Todos crecemos. Un día nos vemos más altos, diferentes. Pero pocos entienden lo que es madurar. Tomar consciencia real de que somos responsables de nosotros mismos. De ahora en adelante nosotros somos dueños de nuestro futuro, de nuestra salud y nuestro cuerpo; de nuestra vida en general. En 24 años de mi vida no había tenido que preocuparme de nada y ahora entiendo que, mis padres ya no tienen por qué cargar con mis problemas. Si lo hacen es porque son buenos, mas no porque tengan que hacerlo. Gracias a Dios me apoyan en lo que más pueden, pero es hora de hacerme cargo de mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario