miércoles, 8 de diciembre de 2010

La dicha de tener un buen HOMBRE…

A lo largo de mi vida he tenido incontables relaciones. Dado a que no he tenido una con una mujer, no puedo hablar de cómo sería eso, pero sí puedo describir ciertos aspectos de nuestras características más notables. Lamentablemente se me hace un poco aburrido escribir sobre mujeres en general, dado a que no me considero una mujer normal. Espero que mi experiencia con los hombres, los ayude en algo para que sepan los do’s y don’ts en una relación.
Soy una persona muy abierta y hablo mucho. Me gustan las buenas conversaciones por encima de una farra o una chupa. Estoy feliz en una reunión siempre y cuando tenga alguien con quién poder conversar. Pero, cuando conozco a alguien y hablo con él/ella por primera vez, me dedico siempre a escuchar. Observo detalles, gestos, analizo y callo. Analizo y saco conclusiones. Una buena conversación siempre será un “turn on” para mí porque, generalmente, quiere decir que esa persona, no hará que me aburra rápidamente. Mi cerebro va a mil por hora y a muchos se les hace muy difícil seguirme el ritmo. Son pocos con los que he podido realmente interesarme con una conversación, ya sea por teléfono, mensajes o en persona. Siempre es un mal síntoma que, en medio de una cita, yo esté más pendiente de mi celular que de mi cita.
Ahora, he tenido relaciones de todo tipo. Y ha habido personas con las que he podido conversar de temas de los que no puedo hablar con otras pero, siempre me han mantenido más interesada los que han podido hablar conmigo de sexo. Voy haciendo un proceso de eliminación y comparando relaciones buenas y malas, a medida que les describo mi hombre atractivo. Bajo estos parámetros pocos se me vienen a la mente. Hombres que, sin contar que me atraen físicamente, me atraen intelectualmente y pueden hablar abiertamente de sexo. Hay una diferencia muy marcada entre estos hombres. Y es que unos son HOMBRES, y los demás siguen siendo niños.
Nunca he sido de esas niñas/mujeres que les gusta salir con hombres mayores. De hecho mi contextura física, nunca fue atractiva para los mayores, dado a que siempre fue una niña pequeña y no desarrollé tan rápido como otras compañeras mías. Y por el hecho de ser más intelectual nunca puse como prioridad hacerme notar por mis atributos físicos. La verdad han sido pocos, los hombres mayores a mí con los que he salido, pero definitivamente es otra cosa muy diferente. Mientras que mis relaciones con gente de mi edad o menores a mí, siempre fueron tormentosas, y me enseñaron todo lo que no debo hacer; las relaciones con personas mayores que yo me enseñaron todo lo que quiero en una relación. Fue un cambio completamente, pasar de celos e inseguridad, a una estabilidad tan deliciosa y llena de nuevas experiencias, que cada vez que me acuerdo, realmente me da pena haber terminado.
Cuando hablo de hombres mayores me refiero a personas con más de diez años de diferencia conmigo, no de tres o cuatro años de diferencia. Los hombres mayores, o por lo menos los que me han tocado, han revolucionado completamente la manera de hacer que una mujer se comprometa a una relación. No puedo negar que existen esos que siempre serán unos sinvergüenzas, pero definitivamente, hasta en el sexo se nota una gran diferencia. Y ojo, no digo que es el mejor sexo que haya experimentado pero, definitivamente ha sido el más entretenido, el más cariñoso y el más complaciente. Y no sólo en ese aspecto fue diferente la relación, sino en el aspecto afectivo. Yo sentía de verdad que esta persona estaba ahí para cuidarme y para hacer que yo me sintiera bien. Antes, siempre había sido yo, la encargada de llevar la relación por el “buen camino”, alimentar la espontaneidad y el cariño en general, y acá era refrescante que otra persona lo haga.
No sólo cambia el trato de pareja, sino también las formas en que se demuestra el cariño. Nunca he sido de usar joyas o exigir regalos caros. Nunca he sido de comprar perfumes o cosas muy obvias para aniversarios o cumpleaños. Pero el cambio de rutina fue una experiencia increíble. Yo seguí sin comprar cosas materiales para recordar fechas importantes y mis detalles les parecieron mucho más sentidos que si hubiera comprado una pluma mont blanc. Ese tipo de aprecio, que no muestran los pelados, que siempre buscan cosas materiales, fue algo que me causo una satisfacción indescriptible. Y yo, a su vez, sí recibí regalos muy bonitos, que aunque carecían de creatividad, mostraban otro tipo de interés. Y por último la manera de tratarme, la manera de tocarme (no en el aspecto sexual), las conversaciones y las experiencias vividas con un hombre mayor son mucho más agradables porque, por primera vez sentía que yo era el centro de atención, por lo menos de esa persona. Siempre supieron hacerme sentir querida aún con el más pequeño de los detalles. Recuerdo uno en especial, estando un día en un centro comercial, llevaba una blusa sin mangas, y mi novio se acercó suavemente y me beso los hombros. Ahí casi caigo desmayada. Parece algo sencillo sin importancia pero, me mató. La sutileza es, a veces, un afrodisíaco poderosísimo.
Cuando somos niñas buscamos siempre un príncipe azul. Por experiencia puedo decir, que si cuando son “grandes” siguen buscando príncipe azul, busquen un hombre mayor. El HOMBRE te hará sentir, no como princesa, sino como reina, sin exagerar. Ojo, hay hombres mayores muy aburridos, como en todo, hay que saber buscar.

1 comentario:

  1. Yo salgo con un hombre mayor a mi con 16 años y definitivamente te hacen ver las cosas de manera diferente, hablan x experiencia y al menos a mi me ha enseñado a eliminar ciertos prejuicios. Aunq todos tienen sus pro y sus contra, y el mío en ciertas cosas sigue teniendo a ese niño caprichoso dentro.

    ResponderEliminar