miércoles, 24 de noviembre de 2010

Prueba superada... o, ¿no?

Luego de escribir el anterior post, inmediatamente mandé el link a la persona en cuestión. Hubo tanto entre nosotros y a la vez tan poco, que pensaba haber superado, esa bizarra relación, hacia un tiempo ya. Imaginen mi sorpresa al darme cuenta que no fue así. En una conversación posterior a la lectura del post, este hombre que tanto quise (o quiero), me volvió a estremecer el corazón con unas pocas líneas.
Hace mucho tiempo que no hablabamos pero, la última conversación que tuvimos, en una noche de desvelo, definió completamente el rumbo de nuestra “relación”. O, eso creí yo. Realmente me alegró haber tenido esa charla con él. Entre tantas cosas que me dijo recuerdo algo que me llamó mucho la atención. Después de preguntarme por qué lo amaba tanto, me dijo: “Yo soy un mujeriego, bebedor, adicto al sexo, hermitaño, infiel... Y porque te amo es que no quiero arrastrarte a mi vida miserable. No quiero que sufras como lo hago yo...” Le dije: “Todo lo que me acabas de decir, ya lo sabía, y aún así te amo. Pero entiendo en qué momento de tu vida te encuentras y tampoco te pediría que me incluyas en ella...” En ese instante cerré ese capítulo de mi vida pensando en lo maravilloso que era este hombre aún teniendo todos estos defectos. Y me dije a mí misma: ”Ahora sí podré continuar”. Luego de eso nos vimos una vez más y, en mi cabeza, ya todo había cambiado. No sé si fue por tantos problemas que tenía yo en ese momento, o que él estaba enfermo pero, al final, no pude disfrutar completamente de esa tarde en su compañia. Aunque sí, admito, que me alegró muchísimo verlo luego de tanto tiempo.
Estos últimos meses he conocido personas muy interesantes, con las que podría fácilmente mantener una relación amorosa “sana”, por decirlo de alguna manera, si es que no estuviera tan feliz estando sola. Pero de entre todos estos individuos, hubo uno que me llamó la atención más que los otros. Coincidentemente comparte muchas cualidades de las que me vuelven loca de “el gran amor de mi vida”. Me parece muy lindo, no lo niego, pero haría falta bastante para que yo llegue a tomarlo como algo más.
Prosigo. Hoy hablé con mi seudo “hombre perfecto”. Y entre algunas cosas le conté esta cierta atracción/interés que he sentido por esta otra persona. Y la reacción fue totalmente inesperada. No sé de verdad a qué se debió su actitud un poco fría, cortante. Pero sí me pidió que si llegaba a tener algo con esta otra persona se lo dijera, porque eso significaba que entre él y yo no habría nada nunca más.
Se me hace un poco difícil describir cómo me sentí en ese momento. Al principio experimenté un poco de rabia porque me estaba, de cierta manera, amenazando (realmente no es tan dramática la situación como suena con esa palabra pero, no encontré otra :S). Pero a la vez me sentí confundida. ¿Qué me importaba a mí lo que pensara esta persona que, si bien es cierto, había sido muy importante, pero que ya no formaba parte de mi vida?, ¿Por qué me hizo sentir mal el hecho de saber que, tal vez, no habría de estar con él nunca más?. No puedo negar que, cada momento con él fue verdaderamente especial pero, pensé haber superado ese dolor que sentía por no poder estar con él. Y, quizás, he obviado un detalle importante en la historia. Cuando comenzamos a escribirnos y a construir esa seudo relación, él estuvo dispuesto a estar conmigo frente a todos, sin importar las circunstancias en que yo me encontraba pero, yo lo rechacé. Luego simplemente las cosas no se dieron a nuestro favor. Cuando yo por fin me di cuenta de que él era el hombre de mi vida, ya era muy tarde.
Pasó mucho tiempo para que yo, finalmente me deshiciera de la esperanza de que, en algún momento podamos volver a estar juntos. Y mientras tanto me refugiaba en los versos de Pablo Milanés: “La prefiero compartida antes que vaciar mi vida; no es perfecta mas, se acerca, a lo que yo simplemente soñé...” Ahora, después de tanto que ha pasado, es que me doy cuenta que la prueba más difícil, hasta ahora, está por venir. Es verdad, enterré mi sueño de ser feliz con alguien que, no solo adoro, sino que admiro, aún con sus tantos defectos, y decidí seguir. Pero aquí va la parte engañosa porque, ahora, me toca elegir dejarlo atrás completamente y renunciar también al hecho de que, a pesar de todo, siempre estaba en la parte de atrás de mi mente. Como un sueño olvidado que, todavía no pierde la posibilidad de despertar. Si decido seguir, él dejará de ser el gran hombre de mi vida. Mientras estoy sola, lo sigue siendo pero, en el momento de que llegue alguien más, tendré que revocarlo de su título.
Muchos pueden haber pasado por esto. ¿Cómo olvidar tanto?¿Cómo renunciar a la idea de estar con alguien? La verdad no sé cómo hacerlo. Estoy más que convencida que, un clavo no saca otro clavo. Sé que como él, no hay dos, y ése es mi karma. Acepté que nunca será solo mío pero, no me preparé para cuando no sea mío nunca más.
Con cabello largo, una sonrisa hermosa y una risa contagiosa me bastaba. Y aunque, en este preciso momento no es algo que impere, llegará el día en que, su voz y sus manos por ratos, no basten para hacerme feliz. En ese momento sabré efectivamente si la prueba ha sido superada, o no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario